El mismo Orlando Duque, considerado ícono de los clavados de altura en el mundo, habla maravillas de él. “Técnicamente son muy buenos, Cristian -Arayón- tiene más fuerza física, pero Miguel -García- es más tranquilo a la hora de la competencia, más suelto, más sereno”.
“Es un honor que él, un deportista que lo ha ganado todo, se exprese así de mí. Un orgullo”, cuenta García, un caleño como Duque, quien es señalado por este último como uno de los dos nadadores con más futuro en el mundo de las alturas.
Tiene 24 años, es estudiante de Negocios Internacionales y a la vez entrenador de las nuevas generaciones de clavadistas tradicionales de la Liga del Valle del Cauca. “No es que sea muy sereno, trato de gozarme cada salto que realice, me nace, me divierte. Y asumo esos tres segundos -tiempo del ejercicio- con gusto; me hace feliz, me da tranquilidad”.
¿Su fortaleza? La sabe bien a pesar de reconocer que apenas está comenzando el recorrido. “Cuando estoy en la plataforma sé muy bien donde estoy y sé ver las cosas desde el aire, porque muchas veces los saltadores pierden el sentido de la orientación debido al grado de dificultad de los giros”.
Y aunque reconoce que alcanzar a Duque sería una proeza, por todas las cosas que ha ganado en 15 años de práctica, por su inteligencia y habilidad y porque, pese a los 41 años, aún le queda cuerda para lograr más triunfos, quiere dejar huella y está motivado para hacerlo. “De Orlando hay que admirar su actitud, siempre de ganador, de saberse el mejor y eso lo hace conseguir lo que se propone”.
Sin embargo, al igual que Arayón, cree que tienen una desventaja: la falta de una plataforma de 27 metros en el país, situación que obligó a Duque a buscar otros mundos y hacer carrera en el exterior, incluso radicándose en Hawái.
“La única forma de llegar a la élite es con la competencia. Y la diferencia con los diez saltadores de la Serie Mundial Red Bull es que yo, por ejemplo, he tenido poca actividad; solo llevo unos 80 clavados en dos años, mientras que ellos cumplen una rutina promedio en semana con cerca de 100 lanzamientos. Nosotros lo hacemos desde una plataforma normal de diez metros, lo que nos obliga a hacer un trabajo mental, haciéndonos a la idea de sumar metros”.
Y es así, de ahí que las invitaciones a los clasificatorios para las paradas de la Serie o en el Mundial de Fina los deba asumir con responsabilidad y exigencia.
“Voy de a poco, el camino apenas empieza y es largo; mi objetivo, por ahora, no es podio alguno; me falta madurez y experiencia”. Pese a todo y al ejemplo de Duque, Miguel no ha pensado dejar el país. “He estado en otros lugares y en ninguno me he sentido como en casa. Sé que es complicado acceder a la élite, pero voy trabajando en procura de lograr la técnica, la madurez y la tranquilidad que debe tener todo buen clavadista”.