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Rafael Nadal tuvo que hacer gala de todo su repertorio físico, táctico y mental para salir de la trampa de Nick Kyrgios, al que derrotó ayer por 6-3, 3-6, 7-6 (8/6) y 7-6 (7/4) en octavos del Abierto de Australia.
El duelo estelar en la Rod Laver Arena estuvo marcado, como toda la jornada en Melbourne, por el fallecimiento de Kobe Bryant el domingo.
“Escuché la noticia al levantarme, es muy triste, es uno de los más grandes deportistas de la historia. Merece un aplauso”, dijo Nadal tras el partido, luciendo una gorra negra de los Lakers.
Antes, en el calentamiento, Kyrgios había portado la camiseta dorada de los Lakers con el mítico dorsal 8 de Bryant.
En su mejor actuación en lo que va de torneo, Nadal supo domar a la estrella local, que pagó el peaje físico y mental de jugar con el número uno y cedió en los dos tie-breaks que definieron el juego.
“Fue un partido realmente duro. Se podría decir que controlé el primer set, pero de hecho contra Nick es imposible controlar. Se vio en el segundo set”, analizó el español, campeón en Australia en 2009 y que busca igualar los 20 Grand Slams de Roger Federer.
Nadal jugará por una plaza en semifinales con Dominic Thiem (5º ATP), al que ha batido en las dos últimas finales de Roland Garros.
El austriaco se impuso al francés Gael Monfils con parciales 6-2, 6-4 y 6-4 .