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Ocho ediciones, y un total de 23 encuentros, les costó a Sebastián Cabal y Robert Farah ganarse el derecho de pisar la Cancha Central del All England Club para disputar allí un partido.
Lo lograron el jueves en la semifinal en la que superaron a Raven Klaasen y Michel Venus y hoy la pisarán nuevamente en busca de su más grande éxito como dupla: el título en Wimbledon.
Tener el privilegio de jugar allí ya es todo un logro reservado para muy pocos. Es más, recientemente hubo una polémica porque la organización del torneo decidió ubicar a Rafa Nadal para su partido de octavos de final, sobre la mejor tenista del planeta actualmente, Ashleigh Barty, quien jugaba a esa misma hora.
Un periodista increpó a Nadal, porque, en su concepto, Barty debió jugar por ser la número uno. “Yo soy el número dos y he ganado 18 títulos de Grand Slam”, le replicó el español con una sonrisa.
Y ahí en ese campo en el que todos quisieran estar, que sobrevivió a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y donde se escribieron varias de las mejores páginas en la historia del tenis, Cabal, de 33 años, y Farah de 32, jugarán el cotejo final ante los franceses Edouard Roger-Vaselin y Nicolas Mahut, posibilidad que solo dos parejas latinoamericanas antes que ellos desde 1885, en 125 ediciones. Los mexicanos Rafael Osuna y Antonio Plafox, campeones en 1966, y en 1991 el mexicano Leonardo Lavalle junto al argentino Javier Frana, el mismo cuya voz inconfundible comenta y hasta enseña, con gran capacidad, los más importantes torneos por Espn, y quien se ha rendido reiteradamente ante la complementaria sociedad que han conformado los colombianos; Farah, con su servicio privilegiado y Cabal, con su agresividad y juego en la red.
Pero no fueron solo las cualidades técnicas las que los llevaron hasta esta instancia y a mantener su vigencia a lo largo de esta década. Para Iván Molina, el único colombiano que ha logrado un título de Grand Slam: “jugar juntos tantos años los ha hecho mentalmente muy fuertes para enfrentar los partidos contra las parejas más duras del Tour”, sostiene el antioqueño, ganador en dobles mixtos de Roland Garros junto a Martina Navratilova, en 1974.
Tiene razón Molina porque la pareja ha mostrado una evolución importante en cuanto a consistencia mental y convicción frente a los dúos referentes del circuito.
Hace un año y medio, por ejemplo, en la final del Abierto de Australia, Oliver Marach y Mate Pavic, aprovecharon las dudas de los colombianos para arrebatarles la ilusión de su primer “major”.
A partir de entonces, y sobre todo en los últimos meses, los caleños lograron imponer su tenis ante varias duplas que siempre fueron verdaderos dolores de cabeza.
Hoy, a partir de 9:15 a.m., comenzará el histórico partido tras el cual, las raquetas nacionales esperan alcanzar la graduación en el césped de Londres y conquistar el primer lugar del ranquin mundial, un honor que, pase lo que pase, tienen más que merecido.