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Will pasó el Niágara en crampones

El escalador gringo acaba de marcar un hito: es el primer hombre en atravesar las heladas cataratas.

  • El escalador gringo acaba de marcar un hito: es el primer hombre en atravesar las heladas cataratas.
    El escalador gringo acaba de marcar un hito: es el primer hombre en atravesar las heladas cataratas.
  • Will pasó el Niágara en crampones
08 de febrero de 2015
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A los ocho años de edad, Will Gadd ya ataba sus crampones para escalar los picos más empinados de Canadá participando en los torneos rockies. Impulsado por su padre, a los 10 ya exploraba cuevas de roca dura; a los 14 experimentó con kayaks; a los 20 volaba en parapente y cuando tenía 25 su nombre ya figuraba en la lista de estrellas de los X-Games como escalador en hielo, hasta convertirse en triple medallista de oro de las justas más extremas del deporte mundial.

Ese es Will, un estadounidense nacido en Colorado y ahora residente por mucho tiempo de Alberta, Canadá, acostumbrado a retos imposibles y quien, para confirmarlo, acaba de marcar un hito en el mundo de la escalada: ser el primer humano en ascender las secciones congeladas de las cataratas más voluminosas del mundo: las del Niágara.

“He viajado por el mundo en busca de las escaladas más difíciles, pero las cataratas del Niágara, uno de los monumentos más emblemáticos de mi país de origen, ha sido una misión de vida que anteriormente nunca pensé que fuera posible”, contó Gadd, horas después de lograr el histórico registro y aún temblando de frío a pesar de haber usado toda la tecnología en indumentaria que le permitió cumplir ese objetivo reservado solo para “locos”.

Gadd escaló la parte más septentrional de las cataratas de la Herradura, desde la base del congelado río Niágara, según su bitácora.

42,6 metros (140 pies) de pleno ascenso por la resbaladiza pared del Niágara mientras a su lado, amenazantes, caían borbotones de agua.

Con 150.000 toneladas de agua fluyendo sobre la cresta cada minuto, a una velocidad de 112 kilómetros, el impacto generado es equivalente a cerca de 4.000 camiones de 18 ruedas que golpean el suelo al mismo tiempo. Por lo cual, Will debió tomar todas las medidas de seguridad que el ritmo de ascenso le permitía. Allí, el espesor del hielo varía de uno a tres metros, por lo que cada movimiento y agarre es diferente.

“El flujo de agua masivo sacude constantemente el suelo y hace que las plataformas de hielo y paredes sean inestables e impredecibles. Es un ambiente duro y un desafío intenso el estar pegado a la pared y mucho más subirla”.

Y lo hizo justo en la frontera entre E.U. y Canadá, una ruta apropiada para Gadd que, por más de cinco años, amasó la idea. “Lo viví todo de forma muy real en esa pared. Hay mucho en lo que debes centrarte. Hay muchos otros factores, todo esto teniendo en cuenta que estoy ante la más poderosa cascada del mundo fluyendo por encima de mi hombro”, cuenta.

Por eso debió prepararse en diversas plataformas de hielo, bloques de hielo pulverizado y paredes de roca traicioneras para lograr esta hazaña. Ya, por lo pronto, puede decir que no pasó el Niágara en bicicleta -como dice la canción- sino en crampones.

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