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Amor por el golf fortaleció a los Villegas

Con esfuerzo y dedicación, los dos hermanos se ganaron el respeto en este deporte en el país y el mundo.

  • Manuel Villegas y Camilo Villegas (izquierda), dos hombres que tomaron el mismo rumbo en el deporte y que, por su dedicación y disciplina, lograron escalar alto.
    Manuel Villegas y Camilo Villegas (izquierda), dos hombres que tomaron el mismo rumbo en el deporte y que, por su dedicación y disciplina, lograron escalar alto.
  • Amor por el golf fortaleció a los Villegas
11 de febrero de 2016
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De pequeño era muy desorganizado. Dejaba los palos tirados por todas partes, y claro, se me perdían. Es más llegaba al club sin zapatos y las bolas para competir.

Mi hermano Camilo, por su parte, fue todo lo contrario, ordenado y metódico. Siempre estaba detrás de mí regañándome, era muy disciplinado, pienso que por su constancia le ha ido tan bien en el deporte.

Siempre me decía que me pusiera las pilas, y eso fue lo que tuve que hacer cuando salí del país.

No lo voy a negar, me dio muy duro dejar la familia, los amigos y acostumbrarme a una nueva ciudad con costumbres y culturas diferentes. Pero también confieso que esto para mí no fue un sacrificio, porque mi sueño siempre fue sobresalir en el golf.

Fue muy difícil, pero ser recibido en Estados Unidos por Camilo y estudiar en la misma universidad que él no tiene precio.

Él fue un gran apoyo, me dio tranquilidad. En los tiempos malos, en los bajones, tener a alguien cerca y de confianza con quien hablar fue una bendición.

Lo más complicado que viví fue afrontar la realidad. Entender que el deporte era más grande de lo que yo pensaba. Para ser honesto creía yo que era bastante bueno cuando salí de aquí pero en EE.UU. me di cuenta de que simplemente era uno más del montón. Entonces aterricé cuando me abrieron los ojos.

Fue tenaz darme cuenta que hay miles de golfistas con el mismo sueño de nosotros y que había muchísima gente buena que no era ni reconocida, entonces me dije que estaba muy lejos de ser bastante exitoso.

Sin embargo, le puse el pecho a la brisa, y decidí trabajar más y duro, porque me faltaban demasiadas cosas para poder salir adelante.

En ese momento de choque emocional jugó un papel fundamental mi familia, amigos, profesores, técnicos, sicólogos y mi hermano. Entendí que todo era un proceso y que el solo hecho de estar allí no implicaba que podía llegar a ganar y a barrer con todo de inmediato sino que debía, primero, luchar para mejorar.

Ahí sí utilicé la palabra sacrificio, porque requerí de más horas de disciplina, dedicación y esfuerzo. Es que en realidad ese era mi trabajo, el campo de juego era mi oficina. La fuerza mental propia fue fundamental.

Y más para soportar la crítica en un deporte como el golf que tiene muchas variables.

Muchas personas hablan sin saber en la posición y ambiente en el que está uno, solo los que están en este deporte lo entienden.

A medida que uno va jugando y mejorando la mente se va relajando ante tanta presión.

Tuve un sicólogo deportivo -Gio Valiente- en EE.UU. que ayudaba en el equipo, y otro, el pereirano Carlos Marín, quien me enseñó que la mente es un músculo poderoso que hay que ejercitar constantemente y que uno es quien quiera ser desde que se lo proponga. Ellos dos me ayudaron mucho. Aprendí a trabajar en silencio y dejar que los resultados hablaran por sí solos y que todo llegaba a su debido tiempo, como siempre me lo recalcó mi primer entrenador, Rogelio González.

Al estar fuera del país sí hay un sentimiento de Patria. Por ejemplo, lo que más falta me hace es la comida. Además, al estar tanto tiempo allá se siente mucho la soledad. Los americanos son un poco fríos y aquí la gente interactúa, ayuda más, allá es más individual. ¿Un dolor de cabeza? De pronto viajar 30 semanas al año, eso empieza a cansar.

Para encontrar la calma me refugié en la familia y en los sicólogos. Esa gran experiencia me sirvió para conocerme a mí mismo.

Jamás olvido los consejos de mi hermano Camilo para que no tirara la toalla. Me decía que tuviera paciencia, tranquilidad. Tiene una frase que está presente en mi mente: “ponga las horas, ponga el trabajo y deje que los resultados lleguen por sí solos”.

A Camilo no lo tengo como espejo, porque somos dos personas muy diferentes.

Es más, aunque ha sido más exitoso que yo, nunca quise competir contra él, pero sí lo tengo como ejemplo.

Lo admiro mucho, porque gracias a su constancia ha llegado lejos. Intento aprender lo bueno de él.

Afortunadamente, siempre hemos contado con el respaldo en Colombia para poder competir.

Ser golfista profesional y estudiar en una universidad fueron dos de las grandes ganancias al viajar a otro país.

Me gustaría poder ayudar a otra gente para que cumpla sus sueños como nosotros.

Es importante que las personas luchen por ellos, pero que también estudien, porque con la actividad atlética nunca se sabe qué puede pasar, entre ellas una lesión.

Cuando se está compitiendo ante los mejores uno se da cuenta que ser una estrella del deporte y mantenerse no es fácil, por tal motivo hay que saber aprovechar el tiempo y sobre todo poder estudiar, ya que es un plan B en la vida para poder salir adelante .

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