La pandemia por la covid-19 exigió adaptar muchas cosas. Una fue la manera de disfrutar los conciertos que se trasladaron a la virtualidad y llegaron a la sala de la casa. Desde cualquier parte del mundo se accede a estos eventos en vivo y un ejemplo fue el festival de música electrónica Tomorrowland 2020 al que se conectaron espectadores de 151 países.
Son horas de transmisión en la que los usuarios viven una experiencia distinta a la acostumbrada: esa donde el estadio estaba lleno y el piso vibraba producto de la combinación de los decibeles y los saltos del público al mismo tiempo. Los de ahora (los virtuales) están mediados por una pantalla y la tecnología juega un papel protagónico.
“Hemos desarrollado diseños de conciertos de maneras inmersivas tratando de que las personas no los vean como están acostumbrados cuando pagan una boleta, van a un lugar, ven las estructuras y está el artista al frente”, dice Germán Tarazona, gerente de Producto de Livent X.
Es un proceso en el que se cuida cada detalle. Durante la planificación y ejecución se requieren elementos técnicos para que salga al aire la transmisión. La puesta en escena es diferente a la de un concierto análogo: por el lado de las cámaras utilizan unas con lentes para cine, otras más pequeñas ubicadas junto a los músicos que logran diferentes capturas y se apoyan en otras como dollys y grúas para conseguir ángulos llamativos.
“Toca usar luces especializadas para que los artistas se vean muy bien y no se generen sombras, también herramientas y plataformas de sonido para que sea muy bueno, que no se sienta, por ejemplo, que el audio no está correcto con la persona que habla, que se ve desincronizado”.
Otro elemento tecnológico son los servidores con los que es posible que las transmisiones sean de la más alta calidad y permitan que mientras las personas están viendo el evento no se les interrumpa. Y hay más: las consolas de audio especializadas que cuentan con protocolos de sincronización para lograr una estabilidad y finalización de audio.
“Transmitimos en plataformas multiformato, esto significa que si una persona tiene un gran Internet lo transmitimos en formato 1080p (resolución) desde nuestros estudios y lo verá en ese formato, pero si empieza a disminuir la capacidad de conexión podemos hacer que entre en 720p, 480p o 240p”.
Cuenta Tarazona que lo más difícil en este tipo de eventos es que finalmente ellos están en manos del Internet del usuario, es decir, si una persona tiene un buen ancho de banda tendrá una gran experiencia.
¿Cómo es posible lograr la transmisión? En Colombia utilizan plataformas de streaming web (donde se puede ver la transmisión en tiempo real) como Vimeo, YouTube, entre otras. “Cada proveedor brinda estabilidad y opciones diferentes” que le ayudan al usuario a tener una mejor experiencia.
“En un concierto de Fonseca en diciembre pasado, para uno de nuestros clientes, tuvimos más de 14.000 familias conectadas en todo el país, entonces esto dimensiona el alcance tan tremendo de los conciertos virtuales. Se masifican las conexiones y la gente disfruta del espectáculo desde casa”.
Y es que esa ha sido una de las ventajas que Tarazona ha visto de la virtualidad: en Livent X pasaron de realizar eventos presenciales para 300 personas a convocatorias de 20.000 asistentes. “Es un motor de conexión, alcance y emociones hacia las personas porque podemos tener un estadio lleno, pero al mismo tiempo tener otros 20.000 conectados al otro lado del mundo recibiendo la misma información”.
Un paso más
Para llevar a cabo este servicio de conciertos virtuales también utilizan sets de realidad aumentada con tracking digital. Estos son hechos con un fondo verde (chroma) en el que montan una infraestructura que genera la sensación de estar en espacios ficticios como islas, playas o auditorios.
Los muros virtuales son otro desarrollo que permiten la conexión e interacción de la gente. “Esto lo que hace es que se vean atrás en el set de la transmisión del concierto, hemos llegado a tener hasta 1.000 personas y se logra por medio de software de computadores”.
A esto se suman las aplicaciones móviles donde las personas mientras ven el concierto pueden enviar mensajes al artista en tiempo real. “El reto grande es cómo lograr que la gente que está en casa interactúe con el que está en el escenario, antes era a través de vallas y pancartas, ahora es por medio de la tecnología”.
Así mismo, dice que los conciertos análogos permitían ser más permisivos con algún error, en los virtuales los usuarios están detrás de la pantalla “con un ojo crítico”, viendo todo lo que está pasando. “Es muy diferente tener un espectador a 40 metros del escenario a tenerlo a un metro, se da cuenta de todo”.
Por otro lado, Alejandro Arzayus, gerente general de Eventech, explica que en la actualidad existen plataformas “mucho más robustas” para realizar conciertos. Sostiene que las 3D, por ejemplo, ofrecen una experiencia de inmersión donde hay escenarios que la gente puede recorrer, como fue el caso del último Tomorrowland, donde los usuarios tenían la experiencia en una isla y donde se podían mover por el lugar.
“Para diseñar los escenarios y espacios de conciertos se utilizan modelados 3D y tecnología para videojuegos. Es ir más allá de estar solo viendo una transmisión o un video en vivo, los participantes viven de cerca una experiencia única donde son personificados mediante avatares”.
Para lograr estos espacios virtuales el primer paso lo dan los diseñadores y modeladores, quienes son los encargados de crear el lugar, después esos diseños son llevados a programas de computación donde se intentan asemejar a la realidad.
“Hacer un concierto virtual, desde la parte tecnológica, puede estar costando entre 30.000 y 50.000 dólares, eso depende de la cantidad de usuarios y la plataforma que se utilice”, dice Arzayus. Agrega que al momento de crear un concierto es importante tener en cuenta el número de personas esperadas porque de eso depende tener un servidor que proporcione la capacidad necesaria para ofrecer un servicio de calidad.
Más adelante
Para Arzayus, a futuro se podrán generar experiencias diferentes a través de las plataformas, no solamente será el concierto, también se podrán tener otro tipo de experiencias como festivales donde se ofrecen juegos, competencias, marcas, chatear o hacer llamadas con gente en otros países.
“Los usuarios lo que buscan es estar lo más cerca posible, ver al artista en vivo y que no sea un pregrabado porque se van a sentir como robados en el tema de la transmisión”.
Por su parte, Germán Tarazona destaca que gracias a estas tecnologías ha sido posible los conciertos virtuales, sin embargo, manifiesta que son varios los retos que enfrentan para lograrlo: que la persona llegue de manera fácil a la plataforma, se ofrezca una buena calidad y un excelente audio, además que la transmisión sea fluida.
“La virtualidad nos impulsó cinco años en avances, muchos desarrollos tecnológicos, tipos de plataformas, estabilidades en las transmisiones y la conectividad. Lo que está pasando es muy positivo para la industria y siento que es una oportunidad de crecimiento”.
En este sentido, la oferta de conciertos virtuales (que son posibles por el uso de la tecnología) seguirá fortaleciéndose y dándole un respaldo a los espectáculos de entretenimiento. Por ahora, los fanáticos de los conciertos análogos seguirán recorriendo islas o parques de diversiones mientras escuchan a su artista favorito con la ayuda de la virtualida
