Criado como cualquier niño argentino, el pontífice fue un hombre de a pie. El texto
recuerda esta fase de su vida.
Por javier alexander macías
Fue a los 12 años cuando el Papa Francisco se enfrentó a su primer problema, propio de esa edad: aprender que 9x9 era igual a 81 y desde ahí —en escala ascendente o descendente— todas las tablas de multiplicar.
Esa operación matemática, y las otras que llegaron con los grados escolares, no le cabían en la cabeza a Francisco, y no porque le faltara inteligencia, sino porque a Amalia, la niña que no podía sacarse de la cabeza, le hizo una promesa infantil: “si no me caso con vos, me hago cura”. Hoy, 69 años después de ese compromiso, es el máximo jerarca de la Iglesia Católica.
Para suplir la falta de concentración y preocupada porque no aprendía, su madre, Regina María Sivori, hija de inmigrantes italianos, se ingenió...
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