En los hornos deshidratadores de Vianda Frutal, bandejas llenas de piña, mango, fresa, mora y uvas se deshidratan lentamente. El calor les extrae el agua, pero conservan el color y el sabor. Lo que antes fue una fruta entera se convierte en un alimento liviano y duradero. Así se cumple un proceso que, aunque parece moderno, tiene raíces antiguas. “Los asirios ya lo hacían con las frutas y carnes para las guerras. Empacaban los alimentos para que resistieran durante todo el combate. Nosotros no inventamos esto, solo le dimos un sentido actual, enfocado en el bienestar”, recuerda Carlos Mario Acevedo, fundador de la empresa.
Vianda Frutal nació en 2023 como un proyecto familiar que unió a Carlos con su hijo Daniel y su nuera Elizabeth. Después de vivir más de veinte años en Chile y Perú, Carlos regresó a Colombia con la convicción de construir una empresa que reflejara sus valores y su experiencia. “Queríamos aplicar lo aprendido y generar una corriente hacia el cuidado de la salud”, explica.
Eligieron Don Matías como sede del proyecto. Un municipio frío, de vocación agroindustrial. Allí levantaron la planta desde cero, cumplieron con todas las exigencias del Invima y la registraron ante la FDA, porque desde el inicio su meta fue exportar. “Decidimos hacerlo al revés: primero estructuramos la empresa y luego desarrollamos el producto”, dice.
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