Animado. Con esta palabra describió ayer Yerson Melendres Cuéllar su grado en Técnico de Salud Pública, que también recibieron otros 39 jóvenes indígenas.
Melendres, de la etnia kuna tule, reside en la comunidad de Caimán Alto, en jurisdicción de Turbo, junto con otras 439 personas de su comunidad. Ayer, al acto realizado en Apartadó, lo acompañó su madre Luz Yamile.
"Mi objetivo es ayudar a mi comunidad porque ahora soy el único con conocimientos en salud", dijo este joven kuna, de 22 años.
Para Carlos Salazar, gerente Indígena de Antioquia, la formación de estos jóvenes apunta al mejoramiento de las condiciones de vida de la población indígena en todo el departamento.
En su opinión, esto moviliza las comunidades en su formación y se logran unos socios para rebajar índices de muertes de maternas y de niños, muchas veces por falta de una vacuna de tetano, en el caso de las mujeres o de tosferina, entre los infantes.
La secretaria de Salud de Antioquia, Luz María Agudelo, resaltó que, por primera vez, se tiene un grupo grande de técnicos en salud pública financiados por un programa gubernamental, en este caso a través de Jóvenes con Futuro.
Señaló que esta formación tiene como ganancia especial que estos nuevos técnicos terminan su proceso y son contratados como los nuevos funcionarios de salud responsables de la atención primaria a los habitantes de sus comunidades.
"Es importante que cada uno de ellos pertenezca a las diferentes etnias, para superar así las barreras del lenguaje con las cuatro diferentes lenguas que hablan los 30.000 indígenas antioqueños, y puedan llevar así los mensajes de salud a comunidades tan alejadas, que difícilmente aceptan otra medicina y recursos en salud, para que se puedan hacer verdaderas intervenciones en sus comunidades", dijo la funcionaria.
Los 40 jóvenes indígenas Técnicos en Salud Pública, 28 hombres y 12 mujeres, llevarán sus servicios a las comunidades de Frontino donde llegarán 8 de ellos; a Dabeiba, 10; Mutatá, 3; San Pedro de Urabá, 1; Necoclí, 1; Chigorodó, 4; Arboletes, 1; Vigía del Fuerte, 2; Murindó, 4; San Juan de Urabá, 1; Turbo, 4 y uno más para el municipio de Apartadó.
Milton Domicó Cuñapa, otro de los jóvenes graduados, en un testimonio a la Gobernación señaló que cree que si su mamá hubiera recibido atención oportuna para tratar su paludismo, hoy estaría viva.
Ocurrió hace 8 meses en la comunidad indígena de Polines, en el municipio de Chigorodó, en la zona de Urabá. El estado de salud de su madre se complicó y la distancia con el casco urbano no permitió ser atendida a tiempo. Esta amarga experiencia, dijo Milton, lo impulsó a cursar la técnica
Otro de los jóvenes indígenas graduados, Wadiuma Carupia Molina, también del resguardo Polines, de Chigorodó, dijo que su mayor miedo al iniciar los estudios fue separase de su comunidad y conocer otras personas.
"No sabíamos con qué clase de personas nos íbamos a encontrar, somos de diferentes culturas y de diferentes etnias, pero fue maravilloso porque conocimos de cada uno y aprendimos", afirmó.
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