Aunque Medellín cuenta con una política pública de seguridad alimentaria y nutricional y destina miles de millones de pesos para atender a niños y a adultos necesitados de este derecho, todavía hay una población que se acuesta con hambre. Más de 56.000 hogares viven esta situación.
En 2005, en Concejo firmó el Acuerdo 38, que busca garantizar que los habitantes de Medellín no sufran en materia alimentaria. Una tarea nada fácil, pues la atraviesan fenómenos como el desempleo, la inequidad y la baja productividad.
El concejal Luis Bernardo Vélez expone que es cierto que se han logrado avances con los restaurantes escolares y el programa Vaso de leche, pero falta mucho para lograr un nivel pleno de satisfacción.
Y llama la atención sobre un dato que preocupa: hay 855 hogares que tienen menos de una comida servida al día para la niñez.
“Los últimos gobiernos tienen decisión política e invierten recursos, pero eso no basta, hay que complementarlo con investigación, educación en hábitos alimentarios y la comercialización”.
Advierte Vélez que un producto de la canasta familiar llega a un hogar después de haber pasado por cerca de 25 intermediarios. Medellín debe buscar estrategias para que la cadena del encarecimiento no sea tan larga.
¿Los tres toques?
Irene Vélez* (nombre cambiado por petición de la entrevistada), una señora del barrio La Paralela, afirma categóricamente que muchas veces a su familia le toca pasar el día con dos comidas o menos.
“Uno disfraza con arepa y huevo, o parva con chocolate, pero no siempre hay los tres toques”, comenta. Añade que tiene dos hijos estudiantes y el refrigerio escolar ayuda con las cargas, pero en vacaciones la situación es crítica.
La carne en su cocina se ve si acaso dos veces a la semana y eso que de la más barata, y dos bolsas de leche se hacen rendir para 6 días.
Modelo ejemplar
Un estudio del perfil alimentario y nutricional hecho por la Universidad de Antioquia en 2010 halló que en el Índice de Masa Corporal -IMC- para los menores de 5 años hay déficit en el indicador de peso-estatura, con 1.4 por ciento de desnutrición aguda.
Este estudio es base para los programas de la Secretaría de Inclusión Social y Familia, que, dice el titular de la dependencia, Héctor Fabián Betancur , “es muy asistencialista”.
En 2009 y 2010, Medellín redujo la tasa de mortalidad por desnutrición de 5,4 a 0 por ciento en menores de cinco años.
La Administración destinó este año 115.000 millones de pesos para programas nutricionales que cubren dos frentes: uno que provee alimentos y otro que es todo un sistema de gestión alimentaria. Atiende a 400.000 personas, 300.000 de éstas son niños. Incluye los programas Vaso de leche, restaurantes escolares y Buen Comienzo.
Debido a que en los corregimientos hay más déficit, está llegando con atención alimentaria a 27.000 niños los fines de semana y pondrá en marcha un programa para llevarles kits nutricionales a 80.000 niños de los estratos bajos en vacaciones, con el entendido de que hay hogares en los que la alimentación básica se consigue en las escuelas.
Concejales y Administración son conscientes de que el problema debe ser abordado de manera integral, con participación de las cajas de compensación, los bancos de alimentos y la empresa privada.
Aún así, asegura Betancur, la política alimentaria de Medellín es modelo en Colombia.
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