Este modelo de oferta es demasiado costoso y excluyente para objetivos de redistribución social y regional de la educación superior. Por otra parte, las instituciones y programas de carreras cortas, correspondientes a las instituciones técnicas y tecnológicas, han estado sometidas normativamente a la terminalidad de sus programas, lo que les impide ofrecer formación de nivel profesional, razón por la cual tienen grandes problemas de reconocimiento y estatus social y educativo.
Y continúa analizando Gómez Campo que, uno de los grandes problemas que afectan negativamente, en muchos casos de forma destructiva, la inserción social y productiva de la juventud colombiana es el alto desfase entre una demanda creciente por oportunidades de educación superior (demanda que seguirá en crecimiento generada por las mayores tasas de cobertura en el nivel medio) y la alta concentración social y urbana de las escasas oportunidades existentes de educación superior. La concentración social se deriva de la baja participación relativa de la matrícula en instituciones oficiales subsidiadas (27 por ciento), por lo que la mayor parte de la participación en educación superior depende de la capacidad económica relativa de las familias. Por otra parte, más del 70 por ciento del total de matrículas y cupos se concentran en las cuatro principales áreas urbanas del país (solamente en Bogotá, por ejemplo, se concentra el 41 por ciento de la matrícula...), lo que implica un alto grado de inequidad social y regional en la distribución de las oportunidades educativas, en un país caracterizado por un alto grado de dispersión geográfica de la población.
Si analizamos la estructura de los procesos educativos de los llamados "países desarrollados", encontramos que hay unos ciclos claramente definidos, y casi nunca se saltan; es decir que si alguien termina bachillerato el siguiente ciclo es el técnico, luego el tecnológico, sigue el universitario y así sucesivamente. Es por esto que la matrícula en los programas técnicos y tecnológicos es mayor que en la universitaria, no queriendo decir con esto que sea menos importante sino que se hace de manera gradual y permite que las personas tengan salidas parciales al mundo del trabajo y se autosostengan en sus futuros estudios.
Se plantea entonces que, la necesidad de una nueva conceptualización de la Educación Técnica y Tecnológica a través de la Ley 1064 de 2006 y sus Decretos reglamentarios: 2888 de julio de 2007 y el Decreto 2020 de junio de 2006, y de las instituciones comprometidas con dicho saber, se ofrece una nueva denominación, y rol institucional, para las diversas instituciones cuya misión es la formación profesional en diversas áreas del conocimiento.
*Rector Cesde
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