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HISTÓRICO
¡Adelante General!
  • Andrés Felipe Arias | Andrés Felipe Arias
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Andrés Felipe Arias | Publicado

La semana que termina ha sido muy difícil para la Policía Nacional. Fueron capturados y judicializados varios de sus integrantes por vínculos con el narcotráfico. De hecho, al momento de escribir esta columna ya eran quince los integrantes de la Policía Nacional que habían sido capturados por permitir y facilitar la salida de cocaína por los aeropuertos de Cali, Medellín y San Andrés. Los operativos continuaban.

Adicionalmente, ocho uniformados fueron vinculados al robo de un cargamento de cocaína perteneciente al extinto narcotraficante alias Cuchillo . Todo esto sin hablar de los golpes que el terrorismo propinó esta semana, como el secuestro por parte de las Farc de cuatro extranjeros en el Caquetá.

No es, pues, un momento fácil para la Policía.

Sin embargo, es el momento en que el país debe rodear con más fuerza a esta institución. La captura de unas manzanas podridas no habla mal de la Policía. Por el contrario, habla muy bien de la institución porque demuestra, por un lado, que no existe tolerancia a la corrupción en su interior y, por otro, que la persecución y la inteligencia contra este delito allá adentro está dando muy buenos resultados.

Al frente de la institución está un hombre que admiramos, queremos, y en el cual confiamos la inmensa mayoría de los colombianos: el General Naranjo. Gracias a él la Policía ha dado golpes fulminantes contra el terrorismo, el delito y la corrupción en cada rincón del país. Gracias a él, la inteligencia y contrainteligencia de las fuerzas estatales colombianas gozan de la más alta reputación mundial. Tanto así, que la inteligencia colombiana hoy se codea con la de países como Israel, Inglaterra y EE.UU.

Son los policías y soldados de Colombia quienes cada día enfrentan la amenaza narcoterrorista en este país. La gran mayoría son patriotas honestos, luchadores, decentes y con un amor infinito a Colombia.

Son los hombres y las mujeres que están dispuestos(as) a sacrificar sus vidas y sus familias para que Colombia nunca se incline ante el terror y la mafia. Es decir, dispuestos(as) a entregarlo todo por el noble propósito de preservar la libertad de los colombianos.

¿Cómo olvidar esa época de finales de los ochenta y principios de los noventa cuando este país parecía el mundo al revés? En aquellos tiempos, a los ciudadanos de Medellín nos daba terror estar al lado de alguna unidad de Policía. ¿La razón? O era muy probable que estallara una bomba en contra de esa unidad, o era muy probable que alguno(s) en esa unidad tuvieran vínculos con el más tenebroso de los mafiosos: Pablo Escobar. Encontrar un retén de Policía causaba pánico.

Pero eso cambió completamente gracias al trabajo de oficiales como el General Naranjo y a ese cuerpo de hombres y mujeres que trabajan sin descanso por la libertad y la tranquilidad de todos nosotros. Hoy en día, un retén o una unidad de Policía inspira lo que debe inspirar: tranquilidad, seguridad y confianza. Al igual que las Fuerzas Militares, la Policía nos llena de orgullo a quienes creemos y defendemos la Seguridad Democrática.

En estos momentos, la gran mayoría de colombianos, y especialmente quienes hemos visto de cerca el trabajo diario de la institución policial, decimos: ¡adelante General!

Gracias por lo que usted y todos sus hombres han sacrificado por nosotros. Lo necesitamos dando esta batalla diaria sin descanso. Depurando, por supuesto, las pocas manzanas podridas que subsisten adentro de la institución. Mejorando también las labores de inteligencia y derrotando a todo aquel que se atreve a desafiar la tranquilidad y el orden en este país.

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