Qué puede hacer un entrenador ante la ingenuidad de un jugador profesional que marca por detrás a su rival en el área y permite el cabezazo que termina en gol?
¿Qué puede hacer el mismo estratega cuando dos de sus dirigidos se chocan entre sí y dejan que el adversario lance el centro que también termina en celebración?
Esta no es una defensa a ultranza de Ramón Cabrero, pero sí son dos interrogantes que surgen tras la derrota verde 0-3 ante el Santa Fe en Bogotá, el sábado pasado.
El resultado fue demasiado amplio y generoso para los capitalinos, porque Nacional, excepto en los errores del final del compromiso, hizo méritos para un desenlace diferente.
En muchos pasajes, sin hacer la presentación que esperan sus seguidores, lució mejor que el rival y si en el primer tiempo no terminó ganador fue por diferentes circunstancias: primero, la mala puntería de Jairo Palomino solo frente al arco (el balón pegó en el horizontal) y, segundo, los reflejos del portero Agustín Julio quien desvió un cabezazo de Ezequiel Maggiolo que iba camino a la red.
Los hinchas tampoco pueden olvidar esa acción polémica del segundo período cuando, para muchos, el balón traspasó la raya de gol y el árbitro central Albert Duarte (Tolima) y el asistente dos Andrés Castaño (Caldas), que estaba ubicado en todo el vértice de la cancha, no validaron. Una decisión tan difícil que hoy, a pesar de las repeticiones por el televisión, no hay consenso. Pudo ser el empate parcial.
Como dijo el lateral Jair Iglesias, "fue un partido que no podíamos perder de esa manera. Fueron tres goles y eso es muy complicado, independiente de una jugada que pudo cambiar el trámite del partido pero que el árbitro no la aceptó".
De nada sirvió que el arquero Gastón Pezzuti le detuviera una pena máxima a Ómar Pérez. Nacional perdió y su situación en la tabla de posiciones se torna compleja de cara la búsqueda de un cupo en el cuadrangular final.
Cabrero desmiente rumor
EL COLOMBIANO se comunicó ayer con el profesor Cabrero para confirmar el rumor de su renuncia. "No, para nada", dijo en forma tajante, pero respetuosa, el hispanoargentino, al recordar que no habla con la prensa tras la solicitud de ampliar la entrevista.
Finalmente, dijo que "es mi idea" terminar el contrato con el club, que vence a finales de mayo. El estratega ha sido blanco de duras críticas mediante cánticos y pancartas, hecho que también se repite con los futbolistas. El gerente deportivo, Nicolás Arizmendi, pidió calma y mesura frente al tema, al comentar el esfuerzo del grupo en Bogotá.
Los dirigentes permanecen en silencio, ahora que necesitan más sabiduría para manejar la situación.
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