El presidente Chávez, luego de haber afectado duramente la actividad empresarial en los pasados diez años, con medidas como la fijación de precios, la expropiación, la restricción a la disponibilidad de divisas, la toma de fábricas, el apoyo a huelgas ilegítimas y expropiadoras, de cambiar continuamente las reglas de juego y las normas jurídicas, entre otras, ahora, en medio de una delicada crisis estructural de desabastecimiento, ha vuelto a llamar a los empresarios, venezolanos la semana anterior y colombianos el día de ayer, para que tengan confianza en él.
No faltaba más que cayéramos en ingenuidades. El socialismo del siglo XXI está haciendo agua y luego de destruir el aparato productivo y la institucionalidad en Venezuela piden ayuda desesperados.
Pero hay que tener claras dos cosas: que Chávez puede repetir sus arbitrariedades, y que muy posiblemente la economía venezolana tendrá un duro ajuste.
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