Las labores de ayuda humanitaria para los miles de damnificados que dejó el terremoto del pasado jueves en Costa Rica pasaron este sábado a un lugar de prioridad, mientras las autoridades de socorro continúan las acciones de rescate de unas 500 personas que permanecen aisladas.
Un portavoz de la Cruz Roja confirmó este sábado a Efe que tras los rescates ya se puede hablar de pequeñas comunidades aisladas, más que de personas atrapadas en carreteras.
La cifra de víctimas mortales es de 17, casi todas a causa de derrumbes de tierra en las comunidades de Poás y Vara Blanca, cercanas al epicentro del sismo de 6,2 grados que sacudió al país el pasado jueves.
Además, un total de 38 personas debieron ser trasladadas a hospitales, pues presentaban heridas de gravedad.
En la zona del epicentro, un área montañosa ubicada a unos 60 kilómetros al noroeste de San José, en las faldas del activo volcán Poás, más de 1.200 personas permanecen en albergues, muchos de ellos al aire libre.
Operaciones
Para este sábado se espera que las labores de rescate se agilicen con la llegada de tres helicópteros estadounidenses Blackhawk, que fueron despachados desde Honduras, y uno colombiano, facilitados por los Gobiernos de esos países para brindar ayuda en la emergencia.
Mientras que en la zona de Poás los habitantes tratan de sobreponerse a la pérdida de sus viviendas y la destrucción de caminos y puentes, en el resto del país decenas de organizaciones civiles recolectan agua, víveres y suministros para llevarlos a los puntos de atención de damnificados.
El Observatorio Vulcanológico y Sismológico (Ovsicori) informó de que las réplicas del terremoto han ido disminuyendo en número e intensidad, pero aun así, se contabilizan más de 2.000 desde el jueves.