Hemingway decidió poner fin a su vida con una de sus escopetas de caza el 2 de julio de 1961 en Idaho (E.U.), pero en Cuba quedó parte de su legado espiritual y material en los sitios que acostumbraba visitar, y la casa que eligió para alejarse de la vida mundanal y escribir.
Una pequeña habitación del antiguo hotel Ambos Mundos, situado en una esquina cercana a la Plaza de Armas del centro histórico de La Habana, fue el primer alojamiento de Ernest Hemingway en sus primeras visitas a Cuba.
En la primavera de 1928 el escritor norteamericano llegó a La Habana por primera vez a bordo del vapor francés Orita para una breve escala de dos días de camino a Cayo Hueso (E.U.) en un momento en el que estaba enfrascado en la escritura de Adiós a las armas.
Tras esa visita, en sus siguientes estancias mantuvo como un ritual, la reserva del mismo cuarto -sin número entonces, hoy el 511- en el hotel Ambos Mundos, que le ofrecía una estupenda estampa de la bahía, su sistema de fortificaciones coloniales, edificios de arquitectura ecléctica y una muestra del ambiente popular de la zona más antigua de la capital cubana.
"El hotel Ambos Mundos era un buen sitio para escribir", reveló el novelista años después en una entrevista al periodista George Plimpton.
Muy cerca de allí descubrió, otro lugar que se convertiría en sitio de constantes visitas en sus temporadas habaneras: el mítico bar-restaurante Floridita, uno de los más lujosos y visitados por los turistas que llegan a la isla.
Acostumbraba llegar allí casi siempre hacia el mediodía para beber daiquirí, el coctel que caracteriza a este mítico bar.
La receta combina ron blanco cubano con zumo de limón, un toque de azúcar, unas gotas de licor Marrasquino y para completar, polvo de hielo, según contaba un antiguo dependiente del bar habanero.
La gerencia de ese centro gastronómico considera a Hemingway su cliente más antiguo: su presencia se mantiene con la escultura a tamaño natural del escritor que desde el año 2003 fue colocada en el extremo izquierdo de la barra donde, acodado en ella, "invita" a todos los turistas que acuden al local a fotografiarse con él.
Cojímar
Otro punto obligado de la ruta de Hemingway en Cuba es Cojímar, un pueblo de pescadores donde entabló grandes amistades, donde tenía anclado su yate "El Pilar" y donde visitaba el restaurante Las Terrazas.
Allí vivía el veterano pescador Gregorio Fuentes, a quien conoció en el mar, se hicieron amigos y al tiempo Hemingway lo colocó al timón de "El Pilar".
Fuentes, un veterano marino nacido en las Islas Canarias y fallecido a los 104 años en 2003, fue durante muchos años el fiel acompañante de Hemingway en los paseos por la cayería norte del archipiélago cubano en busca de pesca o incluso de otros escenarios apartados inspiradores para su obra.
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