Durante la noche, la atmósfera se impregna de una humedad especial: se llama sereno. Palabra apacible y misteriosa que bautiza esta casa, ubicada en las afueras de Medellín, a 2.150 metros de altura, con una vista envidiable de la ciudad y acompañada del verde y la frescura de un bosque nativo.
Estas dos características, la visual hacia Medellín y la presencia del bosque, fue lo que el arquitecto Jaime Rendón encontró en el lote y le sirvió de inspiración para trazar el diseño de la casa.
El encargo de los propietarios también guió el desarrollo de la idea: un programa extenso y complejo de carácter familiar, donde la zona social fuera totalmente integrada con los demás eventos de la casa.
De estas premisas nacieron las intensiones arquitectónicas del proyecto, además de su geometría. "El layout de la planta se compone básicamente a partir de dos líneas que conforman la volumetría de la casa. La primera es funcional y pragmática; la segunda es una línea totalmente paralela a la visual de Medellín. La intersección de ambas líneas genera una serie de ángulos agudos en planta y también en sección, que se traducen en sorpresas espaciales cuando se recorre la casa", explica Rendón.
Un primer contacto
Una entrada expresiva, que interpretara y evocara el típico alero de la casa antioqueña, pero de forma contemporánea, era lo que quería el arquitecto.
"Me interesa el impacto emocional de quien accede al proyecto. Es allí, en el umbral, donde el ser humano se libera de su inevitable condición de transeúnte", añade.
La vista de llegada a la vivienda es anónima, esconde la ciudad y su paisaje. Luego, cuando se abre la puerta, que desde lejos parece de dos metros, una entrada de seis metros sorprende al visitante y la ciudad se aprecia a través del espacio interior.
El área social integra el comedor, la cocina y la sala principal. Una segunda sala de televisión, deprimida 68 centímetros, un patio de juegos y un deck en madera hacen del espacio un solo ambiente.
En este nivel también se ubican dos habitaciones, un estudio con vista a la vegetación nativa y la zona de servicios.
Por la altura en la que se encuentra la casa, el sol entra directo y la atraviesa en su totalidad. Desde la arquitectura, la >> respuesta de Jaime Rendón fue partir la zona social en dos áreas. De esta forma en junio, cuando el sol está en el Occidente, hay media zona común al sol y otra a la sombra. Y en diciembre, cuando el sol está más al Sur, toda la zona social goza de sombra, no solo por la disposición geométrica de la casa, sino gracias a la protección del bosque nativo.
El lenguaje de los materiales
Otra idea importante en la Casa Sereno fue el manejo de los materiales. El volumen que conforma el primer nivel es en concreto blanco para, según el arquitecto, buscar enfatizar la línea horizontal de la casa.
La piedra negra es protagonista en el volumen del segundo piso. "Elegí este material porque pensé que se mimetizaba de una forma especial con los colores del bosque, con la sombra que producía", señala.
Incluso cuenta que hay momentos del día en que la casa desaparece. "La piedra toma los colores del bosque y, por el reflejo natural de la misma, pareciera que la casa no existiera, que el bosque se la hubiera tragado".
En el segundo piso, el bloque en piedra negra contiene la habitación principal, con vista privilegiada de la ciudad, y una zona íntima para contemplar el bosque.
En esta planta se encuentra el estudio, una 'caja de madera' que se conecta por un puente metálico con la alcoba principal.
"Este espacio es una estructura en voladizo. Lo soporta una loza de la terraza que vuela hacia el interior y da la sensación que la caja de madera estuviera suspendida en el aire. Se elimina más esa sensación de gravedad cuando se conecta con el puente", explica Rendón.
Un trabajo que el arquitecto desarrolló muy de la mano del ingeniero estructural Luis Bernardo González, para lograr un volumen técnicamente viable, pero con una fuerte expresividad en el espacio interior.
En el interior de la casa, todos los materiales utilizados están en su estado original. El piso del primer nivel es en piedra Royal Dorado, de un tono amarillo intenso. La chimenea es en concreto y la estructura es en metal oxidado. La madera que reviste la caja del estudio es en Nogal. En las escalas se utilizó Guáimaro y en el piso del segundo nivel, Bambú.
"El afán mío por estos materiales era evitar al máximo la decoración. No quería alterar los colores naturales de las piedras y las maderas, sino respetar el estado original del material", afirma el arquitecto.
Contemporánea y perdurable en el tiempo, así es la arquitectura de esta casa, que seguro, durante la noche, se deja acariciar por la apacible y misteriosa presencia del sereno [P]
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