Este es el país de las cosas difíciles, aunque de verdad todos los países tienen su alta dosis de dificultades para todo. Claro que este espacio es corto para contar lo complicado que hay en Colombia, pero se puede empezar por el trabajo que da evitar que un mismo patrón maneje la finca por doce años, es decir cuando ya los caballos estén viejos y la tierra se sienta cansada del mismo azadón. Esto para empezar una lista que puede ser más o menos así:
Conseguir una cita en una de las empresas médicas, sin contar el Seguro Social que es un cadáver que no acaba de morir... es raro, pero es así. Tener derecho a la jubilación después de haber trabajado más de veinte años porque a un empleado de segundo o tercer rango no le da la gana de dar curso al papeleo. Y algo terrible y que se repite en todas partes todos los días: abrir un pote de yogur con su papel pegado al plástico, luego una lengüita plástica que no la arranca sino un levantador de pesas y finalmente vaciar el contenido que... es agua porque llenan tanto el pote que no se puede agitar el yogur.
Y, ¿qué me dice de las colas en los bancos, las oficinas, el metro y hasta en los teatros? A estos pequeños y grandes suplicios agregue una llamada telefónica a cualquier dependencia oficial o privada y espere que le toquen dos o tres arias, una ranchera y le den consejos sobre cómo hacer un pastel de chocolate, para que finalmente le digan que llame otra vez porque... bueno, porque "se cayó el sistema" o se cayó la operadora que nos iba a contestar... Y también se "calló" el teléfono.
PAUSA. "Tenemos" doce millones de gordos. De modo que si hay una hambruna, a comer gordos... y gordas.
El descubridor, o inventor o quien puso a punto el famoso LSD, ácido lisérgico, descansó en paz o Largo Sueño Disfrutará, tal como los atroces sueños que produjo en tantos seres humanos que tuvieron la desgracia de caer en las garras de esas tres fatídicas letras. No sé si el LSD ha servido para algo distinto a viajar en esos infiernos terrenales que se compran por algunos pesos, o si únicamente fue un satánico agente que tantas vidas cobró y tanta juventud destruyó en la mitad del camino.
Se fue el suizo de este mundo y no han dicho todavía si sus investigaciones tendían hacia el mal o fue el resultado de la casualidad el haber llegado a esa droga que tantas lágrimas ha hecho rodar por este mundo. En fin de cuentas no podemos juzgarlo con su cadáver aún fresco, sin saber cuáles caminos seguía el científico europeo, que de momento queda en entredicho.
Un misterio más de tantos que se van acumulando en el mundo. Y tenía que venir de un país bien misterioso por cierto, empezando por sus cuentas bancarias donde santos y bandidos guardan sus fortunas sin que nadie pueda enterarse de cuántos son los dólares o los lingotes dorados que duermen en sus cavas. O como su mismo invisible ejército que no se puede conocer sino a la hora de las verdades, cuando se llame a los suizos a las armas, y cada ciudadano saque el fusil que guarda bajo la cama...
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