Nadie sabe quién trajo el libro a la mezquita, o al menos nadie se atreve a decirlo.
La versión traducida del Corán deja ya el encarcelamiento de seis hombres en Afganistán. Dos de ellos están rogando a los jueces que les perdonen la vida. Están acusados de modificar el Corán y su suerte pudiera ser decidida el domingo por el tribunal.
El juicio ilustra lo que críticos llaman la excesiva influencia de los clérigos ultraconservadores en Afganistán, un obstáculo mayor en los esfuerzos del país por establecer una sociedad legítima en medio de la guerra y la violencia extremista.
El libro apareció entre numerosos regalos dejados para el clérigo en una importante mezquita de Kabul tras un servicio de oraciones en septiembre del 2007. Fue una traducción del Corán a uno de los idiomas afganos, con una nota que daba permiso para reimprimir el texto siempre que fuese distribuido gratuitamente.
Algunos de los hombres de la mezquita dijeron que el libro sería útil para afganos que no hablan árabe, y decidieron recolectar dinero para imprimirlo. El clérigo de la mezquita pidió a Ahmad Ghaws Zalmai, un viejo amigo, que imprimiese el libro.
Pero cuando algunos de los 1.000 ejemplares llegaron a manos de clérigos conservadores en Kabul, comenzaron los susurros, y seguidamente las protestas.
Muchos clérigos rechazaron el libro porque no incluía los versículos originales en árabe junto a la traducción. Es un detalle especialmente delicado para muchos musulmanes, que consideran que el Corán es la palabra directa de Dios.
Una traducción no es considerada el Corán, y una mala traducción podría distorsionar la palabra de Dios.
Zalmai pronto comenzó a perder amigos. Fue criticado por colegas e incluso por otros participantes en la impresión.
Una turba apedreó su casa una noche, dijo su hermano, Mahmod Ghaws.
La policía arrestó a Zalmai cuando trataba de escapar hacia Pakistán, junto con tres hombres que el gobierno dice estaban tratando de ayudarle a escaparse. El editor y el clérigo de la mezquita, que firmó una carta aprobando el libro, fueron también encarcelados.
No existe una ley en Afganistán que prohiba la traducción del Corán. Pero Zalmai está acusado de violar la Sharia, la ley islámica, al modificar el libro sagrado. Los tribunales en Afganistán, un estado islámico, tienen la autoridad para aplicar la Sharia cuando no existen estatutos legales equivalentes.