Las balas entraron en todas direcciones. No podía ser de otra manera porque los sicarios buscaban sembrar terror entre inocentes o entre los que no "les copiaban". Murieron cinco personas. Ocho más sufrieron heridas de consideración. Esta vez el escenario volvió a ser "simple casualidad", una taberna de Robledo Miramar, colmada de ciudadanos que celebraban el día del Amor y la Amistad. Vivimos en una sociedad marcada por sectores que insisten en sus trampas de terror y miedo, que temen acercarse a la palabra, al libre ejercicio de las ideas propias y ajenas. Es tarea de las autoridades investigar y aplicar justicia. Nuestra voz de solidaridad con las familias de las víctimas.
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