x

Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

Einstein... el inspirador

A PROPÓSITO DEL certamen Einstein en Medellín, la exhibición del Parque Explora que va hasta el 22 de este mes, presentamos al Hombre del Siglo XX en facetas diferentes a la de científico.

  • Einstein... el inspirador |
    Einstein... el inspirador |
17 de septiembre de 2011
bookmark

Estudiar a Albert Einstein, el científico, el artista, el filósofo de la ciencia, el hombre, nos conduce, necesariamente, a un salto conceptual en nuestra forma de abordar la existencia. Seguir su pensamiento frente al sentido de la vida, el concepto del éxito, de la fama, del poder, de la guerra y la paz, de la fatuidad de la ostentación e incluso, de la dieta enfáticamente carnívora que llevamos y que tanto contribuye a la degradación del planeta, causaría una revolución positiva en la civilización actual.

Con plena razón, cuando el gobierno de China decidió reconstruir al país, después de la postración moral e intelectual de la llamada "revolución cultural", propuso a Einstein como modelo para la juventud y su vida y obra fue divulgada ampliamente.

De la mano del calificado como el "Hombre del Siglo XX", aprendemos a asombrarnos ante las leyes de la naturaleza que él contribuyó a descubrir y aplicar. Nos conduce al Big Bang, para recordarnos que estamos conectados a todos los seres vivos e inertes de la naturaleza porque tenemos, a partir de esta gran explosión, un origen común ya que en ella surgieron todos los elementos atómicos de la tabla periódica, de los cuales estamos hechos. Somos uno, como lo enseña la Ecología Humana, que promueve la armonía del hombre con todo lo existente.

Einstein es la antítesis del camino por el cual transita una civilización que encuentra más asombro en el teclado de un black-berry que en el espectáculo del universo que él contribuyó a develar.

Einstein, su vida y su pensamiento son inspiradores, porque vivió consecuentemente y aplicó en su cotidianidad y en su trabajo científico aquello de "el individuo, con su existencia breve y frágil solo puede encontrar sentido a la vida por su actuación sobre la sociedad".

Es significativo que en la que fuera su casa en Caputh, en las afueras de Berlín, el libro que firman los visitantes -usualmente personas seguidoras de su obra- registre una y otra vez frases como estas: "gracias maestro por inspirarnos".

Repasar los diarios y aterrarse ante la insensatez de quienes van por el dinero y el reconocimiento a cualquier precio y ante la ignorancia arrogante de políticos, dirigentes e incluso científicos o académicos, es un llamado a leer y releer la vida obra del más grande de los sabios, que nunca uso calcetines, ni compró un carro de lujo y disfrutó más del silencio o de las notas de su violín que de la tinta que derramó la prensa para elogiarlo. "La vanidad no es mi consejera", dijo y, en su humildad, no sólo agradeció sino que pidió perdón a Newton por haber ido más allá de sus teorías.

Filósofo de la paz
"Mi ideal político es la democracia; que cada uno sea respetado como individuo y que nadie sea idolatrado". Si bien la tragedia del holocausto judío está viva en cada monumento, museo o visita guiada a los turistas en Berlín, es en la paradisíaca localidad de Caputh, vecina a Postdam donde este tizón de la historia adquiere un significado más dramático para el mundo de la ciencia y los estudiosos de Einstein.

Un bosque sombrío, un lago a la distancia, un porche sin su dueño, una casa de madera con una vista ensoñadora, un profundo y solitario silencio, parecen traer, en la relatividad del tiempo, la figura de un hombre de cabello blanco, mirada profunda y andar reposado, que lleva una pipa en su boca y que caminaba por aquel escenario llevando el Universo en la cabeza y en el alma el deseo de permanecer allí para siempre, navegando en su velero.

Ese soñador es Albert Einstein. Es el año 1932. Acaba de dejar anclado su velero para siempre y se va de aquel paraíso donde creyó que viviría para el resto de su vida. El mundo científico lo aclama, él hace parte de la Academia Prusiana de Ciencias, recibió el Premio Nobel de Física y convive con los científicos de mayor talla del mundo como Planck y Von Lane. Pero su vida está en peligro en una Alemania cada vez más nacionalista y más antisemita. Él renuncia a su cargo y viaja rumbo a Princeton, New Jersey, Estados Unidos, donde fija su morada y centro de estudios. En enero de 1933 Hitler tomaría el poder y Einstein jamás volvería a pisar tierra alemana, ni volvería a aquella morada campestre de amplios ventanales, testigos del saqueo de la policía nazi en busca de armas del partido comunista.

Hoy esta casa, propiedad de la Universidad de Jerusalén, a la que tras la reunificación alemana en 1990 se reconoció esa potestad durante el proceso de restitución de bienes expropiados por el nacismo, fue restaurada y es un recinto donde se dan cita cada año los galardonados con el Nobel y es también la sede de seminarios científicos y de estadías cortas para jóvenes becarios. Allí se siente la inspiración de Einstein, esta vez llamando a la renuncia a los fanatismos políticos y religiosos.

"Solamente el entendimiento de nuestros vecinos, la justicia en nuestro trato y la voluntad de ayudar, pueden garantizar una permanencia de la sociedad humana y una seguridad para el individuo. Ni las instituciones, ni los eventos, ni tampoco la inteligencia pueden servir de sustitutos de esta parte vital de la educación", proclamó siempre.

La tragedia de la guerra
Durante los años 20 Einstein se convirtió en un activo militante de la paz. Fue uno de los pocos miembros de la Academia Prusiana de la Ciencia que se atrevió a disentir de los métodos violentos utilizados por el nazismo -en ese tiempo un partido incipiente-, postura que lo convirtió en blanco de los ataques por parte de los extremistas, que llegaron a burlarse y a denigrar hasta de su Teoría de la Relatividad.

En 1933, radicado en Estados Unidos, regresó por unos días a Europa y en su paso por Londres se reunión con Winston Churchill y otros personajes y les hizo ver los peligros del rearme alemán. "Constituye una verdadera desgracia que el mundo no comprenda el peligro al que nos enfrentamos y que, pese a lo que está ocurriendo, falte iniciativa para una acción enérgica. Es posible aniquilar a Alemania imponiendo un bloqueo comercial", escribió.

*Periodista, coautora del libro Einstein El Hombre del Siglo.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD