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El ayudante del bus

07 de agosto de 2011
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A ese muchacho Otoniel Úsuga lo llamaban "Bombillo" en el pueblo de Peque.

Era el ayudante del bus que regularmente viajaba desde Medellín los martes y los jueves. No había cumplido todavía los veinte años, y ya miraba hacia la vida con aire alegre y optimista.

Alto, delgado, ojizarco y de pelo color candela, se mantenía siempre tuso, y su cabeza parecía realmente la cabeza de un bombillo de alto voltaje. Usaba aretes dorados, de los cuales pendían a cada lado brillantes miniaturas de sombreros mexicanos. En la muñeca derecha llevaba una pulsera de chumbimbas con las cuentas del Santo Rosario, y en la muñeca izquierda llevaba otra pulsera llena de medallas de la Virgen del Carmen.

Usaba bluyines desteñidos y remendados, y un buzo de color azul turquí, que mostraba estampado en el pecho un enorme cocodrilo con las fauces abiertas y en la espalda un alacrán de color café, que parecía clavarle permanentemente sus ponzoñosos aguijones.

Cuando el conductor amanecía borracho, dejaba "caimanear" el bus a "Bombillo", desde Peque hasta Cañasgordas, labor que él hacía con mucho juicio y prudencia, amparado con el único pase de conducción que tenía, que era una estampa laminada de la Virgen del Carmen. Y en el paraje de "Manglar", él mismo recogía entre los pasajeros la limosna para la Virgen del Camino, enclavada en una roca, la cual depositaba muy piadosamente a los pies de la Soberana, encendiéndole cuatro velas y embolsillándose de paso la mitad de las ofrendas, dizque para compensar su trabajo extra y agradecer también a la Virgen tantísima generosidad.

Otoniel Úsuga tuvo siempre un inmenso apego por la paz y la libertad de su patria, amor que le infundieron sus padres desde niño en su humilde casita de la vereda "Los Llanos", de la que tuvieron que salir desplazados en aquella tenebrosa noche de octubre, cuando fuerzas despiadadas incendiaron el rancho y los declararon personas no gratas en la región.

Entonces se fueron para Peque y se asentaron en la vieja casa de los abuelos, en donde sus padres esperaron con ilusión a que la vida siguiera y a que los años pasaran, para llegar algún día a ser viejos y así poder amarse mucho más.

A "Bombillo" lo mataron la víspera del año nuevo en el Alto de la Tumba, cerca al corregimiento de Juntas de Uramita. Unos tipos malos asaltaron el bus, y él salió valerosamente en defensa de los pasajeros, armado con una cruceta de pernos y un machete tres rayas.

Una fulminante ráfaga de ametralladora lo despachó tranquilamente hacia una vida mejor. Y cuando fueron a enterrar a Otoniel Úsuga en el Cementerio Parroquial de Peque, colocaron sobre su tumba una lápida en mármol que él mismo mantenía guardada previsivamente en el oratorio de la casa de sus abuelos, en la cual aparecía una imagen de la Virgen del Carmen, con el siguiente epitafio, alumbrado a perpetuidad por un bombillo de alto voltaje:

¡Oh Madre del Recuerdo dolorida, bendice a los que vamos a partir, recibe Tú mi dulce despedida, y acuérdate de mí...!

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