En cuestión de días, el debate político en Estados Unidos con miras a las primarias republicanas pasó del plano de las propuestas políticas y sociales al de la lucha de los valores religiosos.
El primero en poner el tema en la palestra pública fue el presidente de E.U., Barack Obama , en su intento fallido de promover que distintas organizaciones, incluidas las religiosas, suministraran anticonceptivos a sus empleados.
Tras el triunfo de la Iglesia sobre el dirigente, los candidatos republicanos acusaron a Obama de ir contra la libertad de credo y aprovecharon la atención mediática para incluir los discursos religiosos en sus intervenciones.
Rick Santorum fue más allá, haciendo referencia al segundo nombre de Obama, Hussein, despertando el rumor de que el líder es musulmán.
Los debates hoy fustigan el hermetismo de Ron Paul , quien se ha negado a revelar sus creencias religiosas, y el peregrinaje por los credos luterano, bautista y católico del también candidato republicano Newt Gingrich . La base evangélica del tradicional partido reniega del candidato mormón, Mitt Romney , mientras los electores analizan las últimas afirmaciones de Santorum respecto a "Satán, que tiene en la mira a Estados Unidos".
Eduardo Gamarra , profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Florida, explicó que el asunto religioso ha sido un protagonista histórico del debate electoral en ese país, especialmente para los republicanos.
Uno de los primeros en usar su posición religiosa como estrategia de campaña fue Jimmy Carter y, desde allí, "la religión consolidó a parte de la derecha en E.U., con la idea de que Dios es republicano", dijo el experto.
Para Gamarra, la intención de esos comentarios es clara: "tratan de poner a Dios de su lado cuando no se puede hacer campaña contra Dios".
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