Las caderas no mienten, como dice la canción de Shakira. Y exhibir la verdad de sus 103 centímetros de cadera puso a Diana Salgado a pelear por la corona del Valle con la Corporación de Belleza de su departamento.
Había sido destituida, según ha asegurado ella, por "caderona", pero gracias a una acción de tutela fallada a su favor finalmente pudo llegar a Cartagena donde ya menea sus encantos de los cuales se siente muy orgullosa.
Si para concursos de belleza las medidas ideales de una mujer se consideran son 90 centímetros de busto, 60 de cintura y 90 de cadera, para los hombres no es un asunto estricto de medidas. Para los latinos, entre más grande mejor. Y mucho más si se mueven con sensual contoneo.
Numerosos científicos, como el zoólogo Desmond Morris en su aclamado libro La mujer al desnudo , señalan que las caderas anchas son indicadores de madurez reproductiva. Por eso tan atractivas para ellos, de acuerdo con la teoría.
Pero si los hombres latinos son más fanáticos de las caderas que los varones de otras latitudes (dicen que los norteamericanos se inclinan más por los senos), podría explicarse, según el antropólogo de la U. de A., Juan Pablo Díez, a una palabra desconocida para muchos: la esteatopigia.
Así se denomina la acumulación de grasa en las caderas, "que es muy común en las comunidades costeras y que sirve como reserva de grasa para responder a las condiciones climáticas. Por eso dicen que las mujeres morenas son muy caderonas, porque tiene que ver con ese fenómeno biológico", anota.
Conociendo o no esta explicación, lo cierto es que los hombres latinos, incluidos los colombianos, casi siempre voltean para mirar. Y no a los ojos precisamente, aunque respondan en las encuestas que es lo primero que ven en una mujer.
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