Los 'medios' publican infinidad de consejos sobre lo que se debe hacer para que los niños sean felices, cultos, triunfadores y, por supuesto, hermosos y ricos.
Últimamente apareció un nuevo consejo urgente que debe dárseles para que tengan un futuro sin peligro de ser despreciados, difamados y ¡muchísimo menos! ir a parar a la cárcel.
Hoy en Colombia se debe enfatizar el enorme peligro que representa para una persona honesta decidirse por una carrera de servicio público -ministerios, alcaldías, gobernaciones, gerencias de entes estatales- o empistarse por la carrera militar. A los ambiciosos o corruptos, unas veces los pillan, otras no, y ellos asumen el riesgo; el problema se presenta para los íntegros, gente con honor que solo quiere servir al país.
Mientras con mayor honradez desempeñen su cargo, más tendrán que enfrentarse con grupos de delincuentes que, precisamente por su proceder irregular logran conseguir enormes fortunas o influencias, que les permiten enfrentar al funcionario o militar honesto, desacreditarlo, enredarlo, difamarlo, y finalmente acusarlo y lograr que sea condenado.
Algunos ciudadanos no le dan importancia a la noticia, otros dudan de su justicia pero no pueden hacer nada y, muchos acaban por creer las denuncias y asumen que el funcionario o el militar tienen su merecido.
La telenovela Amar y temer que se transmite muy tarde de la noche, muestra cómo una persona con poder económico puede comprar testigos, amedrentar gentes, abusar cuanto quiera y finalmente hacer condenar a los inocentes.
Nada más difícil que contradecir la falsedad de un rumor; más si está respaldado por algún funcionario de la Rama Judicial, mucho más cuando las acusaciones se refieren a hechos que ocurrieron hace un cuarto de siglo. Razón tenía Voltaire cuando decía "Calumniad, calumniad, que de la calumnia algo queda".
Las personas de menos de 40 años no tienen ni idea de cómo era la situación del país frente al M-19 -o a las guerrillas- cuando el asalto al Palacio de Justicia: "... En noviembre de 1985 el país estaba harto -¡jarto!- de diálogo; no soportaba ni la palabra, había agresividad general contra el presidente porque lo mantenía a todo trance". Oí muchas veces decir con indignación "¡dejen ya esa carajada! Si saben dónde están los campamentos lo que deben es volarlos a todos ¡y que no quede uno!" (1). Y ahora resulta que quienes evitaron semejante destrozo de una democracia, deben ir a la cárcel por el resto de sus días, y los asaltantes pandos, orondos, en puestos públicos y con ¡seguidores!
Ahora, en plenas campañas para ocupar cientos de puestos públicos, los aspirantes honestos deben tener muy en claro que si denuncian y enfrentan a los grupos o las personas que están procediendo contra la ley en su propio beneficio, éstos les harán frente con toda clase de acusaciones, chismes, rumores, a veces con funcionarios que los culpabilizan con falsos testigos.
No es un dicho: es absolutamente cierto que 'el que se mete a redentor muere crucificado'.
Como debemos votar, lo que más se debe investigar antes de dar el voto es la categoría moral, la trayectoria de honorabilidad de los candidatos y solamente votar por quienes tengan una hoja de vida impecable.
Por su parte, los elegidos honorables, que respiren profundamente y que coman -como Popeye- sopa de espinacas que les dará fuerzas para enfrentar lo que les espera.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6