Luz Elena Ramírez guarda un secreto. Todos los días, a partir de las 4:30 de la tarde, lo comparte con cientos de transeúntes que se acercan al puesto de empanadas de la salida Ferrocarril del Sena para probar sus novedosas recetas.
Quienes ya la conocen, tienen un pedido fijo: la empanada de carne de cerdo con verduras y la de fríjoles con chicharroncito y maduro son las más apetecidas. También hacen parte del menú la empanada tradicional de papa, la de cerdo con salsa BBQ y una que apenas se menciona asombra a los nuevos clientes y a los viejos les sigue provocando una sonrisa disimulada, como si semejante maridaje fuera demasiado insólito: la empanada de mondongo.
Luz Elena arma su puesto con una puntualidad que sólo se perturba cuando los embates del invierno son muy fuertes. Por lo demás, siempre se puede contar con que, antes de caer la tarde, estará calentando el aceite donde fríe sus famosas empanadas.
Ha mantenido el negocio desde hace once años y lo que hace, antes de llamarse rutina, debería ser considerado como un ritual: dispone en orden el relleno de la masa, preparado minuciosamente en su hogar de Manrique; vierte aceite en la paila, en la cuenca de sus manos arma bolitas de masa con milimétrico cálculo y empieza a darle forma a sus empanadas, imprimiéndoles una forma distintiva para reconocer los sabores, como si a cada una le tuviera que hacer un peinado distinto.
Con el paso de los años, el ritual se ha diversificado porque a Luz Elena cada cierto tiempo se le ocurren recetas nuevas. Hace tres años apareció la empanada de fríjoles y en agosto de este año siguió la recomendación de un cliente de preparar empanada de mongongo.
A ella también le pareció raro pero le hizo caso y no le ha ido mal.
De hecho, cuando la Twittercrónica mencionó esta empanada, no tardaron los seguidores en reaccionar. Unos expresando asombro, otros desagrado y la mayoría preguntando por la ubicación del negocio de Luz Elena pues querían probar la empanada.
“¿Dónde venden la empanada de mondongo? Eso sí es bastante floclórico, qué bueno probarlas”, trinó Alejandro Khouri (@alejandrokhouri) uno de los tuiteros que siguió el recorrido que buscaba las mejores y más curiosas empanadas de la ciudad.
Álex Valencia (@alexvalenciacas) nos contó en un trino que hace diez años también había probado la empanada de mondongo en Laureles. “No sé si será la misma señora”, escribió.
Y aunque Luz Elena no presume de ser la inventora, sí alardea de lo antojados que quedan sus clientes cuando la prueban. “Picamos el callo menuditico, lo revolvemos con un hogao muy rico y lo bañamos en salsa BBQ”. Otro de los secretos de Luz Elena es mezclar la masa con una pizca de panela “para darle un sabor agridulce y dejarlas más tostaditas”.
El toque secreto
Durante el recorrido de la Twittercrónica, el de Luz Estela no fue el único secreto que encontramos. Al preguntarle a nuestros seguidores por la mejor empanada de la ciudad, llovieron los trinos con indicaciones para llegar a la mejor empanda del mundo según cada tuitero.
Un mapa cuyo tesoro era un sabor, un recuerdo, un toque especial. @bailarinamorada dijo “¡me encantan as que venden en el parque de Envigado, grandes, carnosas y tostaditas!” y @Don_Danielito mencionó que “cerca de la iglesia de La Consolata hay unas muy conodidas, deliciosas empanadas con suchi-charrón.”
Similares tal vez a las que vende Darío Hernández en el puesto que tiene hace 14 años en Ayacucho con la carrera 42. Entre la variedad de empanadas que ofrece, la más vendida es la típica que contiene fríjoles con chicharrón y por su tamaño y sabor, es como si la receta consistiera simplemente en rodear un gran bocado de bandeja paisa con masa. “Mi esposa empezó haciendo 20 por probar, subió a 50 y ahora tiene que hacer entre 180 y 200 empanadas diarias”, dijo.
Otras empanadas ilustres son las de Homero, cerca a la Plazuela San Ignacio, recomendadas por @AniraFontanaR; las Verdolagas de la Avenida Jardín con Nutibara, recomendadas por @Lucascardonag, o las de posta que venden en la autopista norte antes de la entrada a Girardota, según @AlexValenciaCas.
Las empanadas de El arepazo de Girardot también ingresaron en la lista por estar rellenas de pollo y por el guacamole picante que es la especialidad de este lugar, ubicado cerca al Parque de El Periodista, donde cada fin de semana se pueden vender hasta 3.000 empanadas.
Superdotadas, Inteligentes, Envigadeñas, con machetico, rellenas de queso, de arroz, de chorizo o simplemente las famosísimas empandas de iglesia, que logran su sabor entrañable con un sencillo relleno de papa y condimento, enriquecieron el menú de este recorrido culinario en el que sólo una clase de empanadas podría coronarse como la mejor según @anfesaor: “las que hace mi mamá.”
