De calle caliente a calle tibia. Así es como los comerciantes de las compraventas de vehículos que funcionan entre las carreras 71 y 78, en Laureles, quieren que los conozcan.
Y es que en estas siete cuadras, desde finales de los 80 y comienzos de los 90, se desarrolló este negocio que al inicio no tuvo una muy buena reputación por los carros que allí se vendían.
Pero eso es historia, dice Carlos Galeano Álvarez, quien lleva 12 años con su compraventa Autos y Camperos, porque los comerciantes se organizaron para ofrecer vehículos con plenas garantías de seguridad por la procedencia de los carros y la asesoría que se ofrece.
Se calcula que en la zona existen unas 57 compraventas, de las cuales el 30 por ciento funciona en la informalidad. Cada uno de estos negocios genera cerca de cuatro empleos directos, sin contar a los vendedores-comisionistas que se la pasan por la zona brindando asesoría a los clientes.
Juan Carlos Carmona, otro de los administradores de una compraventa, explica que son muchos los visitantes que recorren a diario la zona, a llevarse un carro usado o a dejar en consignación su vehículo para venderlo.
"El negocio está bien y se ven buenas perspectivas. Pero en este momento que las tasas de crédito de los bancos están bajitas, se observa una menor venta de vehículos porque todos quieren comprar nuevo", dice.
Edwin Cardona Navarro, propietario de Tire Depot, un negocio que además de comprar y vender carros ofrece servicios complementarios de mecánica y accesorios para el vehículo, asegura que las circunstancias y el posicionamiento hicieron que la zona cambiara su vocación de residencial a comercial.
Añade que en 'calle tibia', como Cardona se refiere a la zona, hay plenas garantías de que los carros estén en buenas condiciones mecánicas y los clientes así lo pueden comprobar en los diferentes concesionarios.
"Incluso, varios de estos concesionarios son clientes nuestros, que nos llaman a vendernos vehículos. También hacemos los trámites de traspaso y otras diligencias que se requieren".
El único problema al que se enfrentan los comerciantes es a las multas de tránsito frecuentes que tienen los comerciantes, ya que, a veces, los guardas imponen comparendos a los carros de los clientes "y como no los queremos perjudicar, nosotros asumimos esas sanciones", dice otro propietario.
Se calcula que cada compraventa vende entre seis y ocho carros por mes, con precios desde 4 millones hasta 120 millones de pesos. De 'calle tibia' también salen carros para la Costa Atlántica, el Eje Cafetero, Bogotá y municipios antioqueños, que son clientes frecuentes.
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