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Entregan el corazón en obras de metalmecánica

22 de noviembre de 2009
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Es martes, son las 12 del día y dos jóvenes apuran el paso para asistir a una cita inaplazable. Cada uno por su lado, cumple compromisos previos de trabajo durante la mañana, pero al medio día, la Virgen María Auxiliadora los espera, como cada martes.

Walter Taborda Balvín y Juan Esteban Bustamante Gallego tienen 27 y 29 años, respectivamente. Es 17 de noviembre y transcurre uno de los días más importantes de sus vidas. Esta jornada la comparten, como tantas otras, desde que se conocen cuando eran estudiantes de bachillerato.

No estudiaron en el San Juan Eudes, tampoco en el Salesiano el Sufragio, colegios en los que se cultiva con mayor tenacidad el amor por María Auxiliadora. Ellos se formaron como bachilleres técnicos en el Instituto Pascual Bravo.

Esa es una de las paradojas que rodea la vida de estos chicos. La otra, es que mientras la mayoría de sus amigos de infancia en los barrios París o 12 de Octubre no terminó el estudio, está en la cárcel o ha dejado este mundo, ellos, esa noche de martes, fueron nombrados los famiempresarios del año de 2009.

"Yo me quedé sordo por varios minutos, no entendía lo que decía la presentadora del evento, no supe qué era lo que nos habíamos ganado, casi no me acuerdo de lo que nos dijo el presidente Uribe en ese momento...", dice Juan Esteban.

"El jurado calificador definió que Juan Esteban Bustamante y Walter Taborda, de Dibtec Limitada, son los famiempresarios del año", dicen por micrófono.

En Plaza Mayor se oyó un grito masivo, precedido de un aplauso largo. Corrían lágrimas por las caras de las mujeres en la vida de estos hombres: sus madres, sus hermanas: sus novias.

Todo cobró sentido: Las plegarias, las horas de trabajo intenso metidos en el cuarto de Juan, dibujando, planeando una empresa, buscando clientes. Repartían su tiempo entre el estudio, aún sin terminar, el empleo con el que costeaban las matrículas y la creación de su negocio. Eso los hizo ganadores desde el primer día.

Son unos tesos. Expertos dibujantes, diseñadores industriales del ITM. Hoy, exitosos empresarios. ¿Qué otro emprendedor se da el lujo de fijar una visión para cinco años y alcanzarla dos años antes?

"Muchas veces pasamos humillaciones. Nos recorrimos las zonas industriales tratando de mostrar nuestro trabajo. Pero muy pocas veces nos atendió la persona que necesitábamos. Uno de los gerentes que no nos quiso hablar una tarde, tuvo que retractarse después para afirmar que nuestro trabajo era 'exquisito'".

Ese martes el temblor empezó desde temprano. Las manos frías, el estómago revuelto. "A pesar del susto, ya sabíamos que éramos ganadores, estábamos nominados entre 30.000 empresarios. Todos con historias ejemplares, luchadores como nosotros. Eso era mucho".

Uno de los jurados, esa tarde, les dijo que su empresa era muy interesante porque se veía que la gente trabajaba contenta. Tal vez esa es una de las razones por las cuales ellos son un ejemplo.

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