Roger Federer impidió que el tenis británico rompiera una barrera que parece insalvable después de 74 años, al vencer a Andy Murray por 6-3, 6-4 y 7-6 (11), y lograr por cuarta vez el título en el Abierto de Australia.
Federer logró el decimosexto título del Grand Slam de su carrera al imponerse a Murray en una magistral exhibición de juego, resolviendo en el tercer parcial después de ir abajo 2-5, salvando luego cinco bolas de set en el desempate, y apuntillando a la tercera bola de partido en dos horas y 41 minutos, tras un error del de Dunblane.
Murray compitió en su segunda final de un grande, pero como en la del Abierto de E.U. de 2008, también ante Federer, no fue capaz de ganar un set. Falto de servicio, tocado al final en el pie derecho y en su espalda, escaso de imaginación y con pocos recursos para variar el ritmo de juego, el escocés desperdició de nuevo una ocasión para convertirse en el gran héroe nacional que su país espera.
Con un cuarto del techo de la Rod Laver Arena abierto, debido a las lluvias que se presentaron por la tarde, tras un día de calor con 37 grados, Federer sumió de nuevo al tenis británico en el ostracismo. Fred Perry fue el último ganador de un grande, en el Abierto de E.U. de 1936, y desde entonces, el desierto se sigue extendiendo.
El suizo se convirtió así en el quinto jugador, desde que comenzó la era Open en 1968, en ganar cuatro títulos individuales en Australia. Antes lo lograron Roy Emerson (6), Andre Agassi, Jack Crawford y Ken Rosewall, con cuatro.
"Puedo llorar como Roger, pero es una pena que no pueda jugar como él", añadió Murray recordando las lágrimas del suizo en la final del año pasado contra Nadal. Ya está", cortó su discurso.
Federer quiso quitar hierro al asunto y se mostró humano. "Lo hiciste mejor que yo el año pasado en ese sentido", le animó. "Muy bien por tu fantástico torneo, no te preocupes porque un día ganarás un Grand Slam. Estoy en la Luna ahora después de haber jugado el mejor tenis de mi carrera en estas dos semanas", dijo el helvético. "Todos los Grand Slams son importantes, pero éste ha sido especial, es mi primero como padre", dijo el número uno que hoy liderará la clasificación con 268 semanas al frente.
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