Para todos. Esta frase no puede excluir a nadie. Es un feliz año para el oso y para la margarita. Me das un corto abrazo y te doy otro entre las explosiones dentro de un 31 lleno de ruidos domésticos. Estas fechas de enero nos limpian íntegramente. Este es un mes con olor a lavanda, el mes del crecimiento. En él se para todo un año de azares que podrán traernos dulces paces, o duras guerras interiores y exteriores. Pero es una aventura y ninguna aventura en sus comienzos puede sernos ingrata.
Después del corto abrazo que pocas veces es sincero entre los hombres solo queda por decir, sacando un poco el pecho, llenándolo de este aire que ahora empieza a ser el de las horas cotidianas: feliz año, tan feliz como el día primero del hombre que, al abrir los ojos, encontró cerca de una almohada de musgos y yerbas silvestres, el mejor regalo del Creador: una mujer fruto de su hueso y de su deseo.
Feliz año para todos, para el más pequeñito de los cartílagos humanos, para el último vello de los tejones, para el más ligero salto de los conejos, para quienes han viajado buscando o en dolorosa huida; para los elefantes y su estruendosa carne. Felicísimo año para quienes hacen polleras de motas de algodón. Un feliz año para el tornillo que duerme enroscado en su maridaje metálico. Feliz para ti, que me besaste y te llevaste un trozo de mi carne y de mi alma. Para ti, que quisiste abrirme el pecho y conocer las razones de mis amores y mis desamores. Más feliz para ti que me amas sin razones o que me odias por motivos que desconoces.
Buen año para el ladrón que descansa de sus malas artes mientras un puntero alcanzaba nuevos tiempos. Hermoso y nuevos y frescos días para el odio que algún día cambiará de color y tendrá el brillo de todos los buenos ojos y las dulces miradas. Año bueno este de 2014 para los pinceles y para los raros computadores y sus más íntimos secretos. Ventura de doce largos meses para los granitos trabajados y un feliz tiempo hasta la otra estrella de los reyes; para los que aman, para el amor y para los que son amados.
En fin, un año de alegría general para la gran tristeza. Buen año para el polvo de Abel, pequeño asesinado, para la quijada de tu asno y para ti también, Caín...
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