Si algo le gusta a Santiago Gamboa Samper, tanto o más que escribir, es viajar. Lo ha hecho desde que tenía 30 días de nacido, cuando lo trajeron de Bogotá a vivir a la capital antioqueña, muy a pesar de su abuela bogotana y tradicionalista que decía: "los niños se van a volver paisas", refiriéndose a Santiago y a su hermano.
Después de cinco años en Medellín regresaron a Bogotá y ambos niños se educaron en italiano, en el colegio Leonardo da Vinci, "no porque sea de familia italiana, sino porque a mis padres les gustaba mucho el arte y la cultura italiana".
De 198 países del mundo, este escritor, filólogo, embajador, columnista, corresponsal y periodista colombiano ha recorrido ya una tercera parte. Esto explica la cantidad de diarios de viajes que ha escrito, los mismos que lo han convertido en un experto en literatura de viajes y que acaban de darle pie para que de uno de ellos, el de su viaje por el Medio Oriente entre 2004 y 2005, naciera su nueva obra Océanos de Arena.
¿Es la primera vez que escribe en este género?
"Ya lo había hecho antes en China, cuando escribí Octubre en Pekín. Fui a China a conocer la historia pero también a conocer qué me pasaba a mí en ese lugar. Lo que cuento en el libro es eso, lo que me pasó, pero también lo que encontré leyendo. Me gusta que los libros de viajes tengan como esas tres patas: una es el viaje mío personal; otra es el viaje de otros viajeros: escritores, filósofos, gente que me interesa, inclusive cineastas, y lo tercero, contrastar una región".
¿De dónde nace el interés por la literatura de viajes?
"La literatura de viajes existe prácticamente hace 2000 años y es una actitud también. Una actitud y un modo de escribir diferente. Pero en este caso es más bien la relación que uno tiene con un lugar. No se trata de ir y sencillamente hacer la descripción del lugar porque eso ya está en las guías turísticas. Se trata más bien de ir y enfrentarse uno a un lugar nuevo, a una cultura nueva. Ir absolutamente desprovisto de prejuicios, de estereotipos. Mirar, escuchar, poner todos los sentidos alerta, el gusto, el olfato. El choque que se da uno con ese lugar lo modifica como persona. Y el libro es el resultado de ese cambio".
¿Cómo es Océanos de Arena?
"Es un viaje que va de Siria a Israel, Palestina y Jordania. Lo que voy encontrando en ese viaje se va sumando a lo que he leído. Entonces también es un diario en donde están mencionados y donde hay citas de otros escritores que han pasado por el lugar. Es una región muy rica en religiones, en significaciones un poco espirituales. Es entonces un diario que hace el recuento, cuenta la historia de todas esas importantísimas experiencias que se van encontrando ahí. El libro es una mirada literaria, estética sobre esos lugares".
Suena más como una crónica novelada
"Cuando uno usa la palabra literatura no necesariamente está diciendo que lo está incluido en ese nombre es ficción. También en literatura hay libros que solo cuentan hechos reales, como El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, que es un libro literario, construido con la técnica de la novela, pero no es una novela. Es una crónica familiar. Bueno, los libros de viajes son parecidos. Es decir, es un tipo de literatura que está escrita también con unas herramientas de la literatura intimista, son también una crónica de un viaje pero contada con todas las armas narrativas que tiene un escritor para que su texto sea más estético y más literario".
Pareciera la esencia pura de la crónica
"La literatura de viajes es el espacio donde el periodismo y la literatura convergen. En periodismo se suele llamar más crónica. Desde la literatura es el mismo espacio, pero se llama literatura de viajes. Una crónica de viajes de Juan Villoro, o una de Alberto Salcedo Ramos, son piezas literarias por su calidad, pero son un espacio que se comparte con el periodismo. Por eso el periodismo, aquí, en este espacio como nunca, es un género literario también como dice Gabriel García Márquez: la crónica periodística es un género literario. Y en este caso se ve perfectamente".
Entiendo que quiere darle más relevancia a la literatura de viajes. ¿Cómo lo hará?
"He preparado una especie de Taller de literatura de viajes y ya tengo unas conversaciones bastante avanzadas. Es muy posible que hagamos uno aquí con Eafit y otro en Manizales con la Universidad de Manizales. Acabo de hacer uno en Caracas con la Fundación para la Cultura Urbana. Yo creo que es un tipo de literatura que aquí en Colombia no tiene mucha tradición pero que interesa mucho. Aquí en Medellín hay un libro muy conocido, El viaje a pie, de Fernando González, que es un corto viaje filosófico. La literatura de viajes tiene muchísimas vertientes. Si uno se pone a mirar la historia podemos incluir ahí por ejemplo a los Cronistas de Indias, los que iban a contar hazañas, los que iban a contar grandes conquistas. También están los escritos de los exploradores, de las personas que iban al África a buscar las fuentes del centro del mundo, o los que fueron a la Antártica, o al Polo Norte. Lo que empezó como un subgénero cada vez cogió más fuerza y mi proyecto es darle más relevancia".
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