Acosado por una opinión pública londinense furiosa y adolorida, cerró sus puertas el popular tabloide sensacionalista News of the World , con 168 años de historia y el mayor tiraje en el Reino Unido, unos 2,8 millones de ejemplares diarios.
Su cierre, por el escándalo de las "chuzadas" telefónicas, da un golpe mortal y moral al imperio mediático del magnate australo-estadounidense Rupert Murdoch, que a sus 80 años, y tras 50 de vinculación a esta industria, lidera una empresa periodística valorada en 57 mil millones de dólares, que incluye prestigiosos medios impresos en Gran Bretaña y Estados Unidos y canales de televisión.
Si bien no se le acusa directamente de haber incitado las escuchas ilegales, bajo su abrigo, periodistas de alto nivel directivo de su organización se involucraron en prácticas nada éticas para obtener noticias exclusivas.
No sólo accedían de forma ilegal a los buzones de celebridades, incluyendo la realeza británica, sino también a políticos, e incluso a víctimas de los atentados terroristas en Londres (2005) y a los familiares de soldados caídos en Irak y Afganistán. También se hacían, al parecer, pagos a las autoridades policiales.
El imperio mediático de Murdoch está hoy en arenas movedizas, no solo por el descenso de sus acciones en la bolsa, sino porque su credibilidad ha salido golpeada y tanto lectores como anunciantes le han retirado su confianza. Mientras se producen las detenciones y se anuncian investigaciones, el escándalo salpica a dirigentes políticos y arrincona a Murdoch que además de lamentar lo sucedido vuelve a recordar que el periodismo es cosa seria, donde no todo vale para ganar audiencias.
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