Vienen a mi memoria imágenes de tribus indígenas, en las que la figura prioritaria y más representativa entre ellos es la figura del anciano jefe, quien a través de su experiencia y sabiduría transmite a sus hijos, nietos y demás, todos los valores importantes para que el paso de la vida que cada uno de ellos apenas inicia, pueda darse más fácil, más agradable y sin desconocer la existencia de todas las piedras que puedan hacerlos caer en su recorrido, pero inculcando en ellos la suficiente entereza de volverse a levantar.
He tenido ratos muy agradables sentada al lado de la cama de mis nietas antes de irse a dormir.
Recuerdo cuando años atrás lo hacía también con mis hijos.
Cuando sus voces ya cansadas por la rutina diaria de cumplir con sus responsabilidades infantiles me dicen: "? Lela, Lelita, ¿nos cuentas un cuento?"
Mi imaginación empieza a volar para poder así satisfacer sus necesidades de escuchar entre el calor inicial de sus sábanas coloridas, su peluche abrazado o su mascota preferida las palabras mágicas de "Había una vez?".
Y empiezo a hilvanar historias sencillas, fáciles, para que ellas en medio de la narración de la misma puedan ir germinando la semilla de la honorabilidad, sencillez, humildad, sinceridad, buen sentido del humor, sensibilidad, romanticismo y muchos valores más que con seguridad brotarán en ellas para que en un futuro no muy lejano puedan disfrutar del maravilloso regalo de la vida.
... Había una vez una hormiguita perezosa a la cual siempre había que ayudar para que pudiera cumplir con sus deberes...
... Había una vez una niña muy linda, de cabellos negros pero que nunca sonreía...
... Había una vez una cucarachita que caminaba y caminaba...
... Había una vez una campesina que vivía en una zona preciosa llena de árboles y sol...
... Había una vez dos perritos que peleaban mucho...
... Había una vez muchas estrellas en el firmamento...
... Había una vez una casa linda donde vivía una familia numerosa...
... Había una vez un gatito mimoso y contemplado...
... Había una vez unas bacterias que luchaban por molestar y molestar...
... Había una vez una linda flor pero muy orgullosa...
... Había una vez un vecinito precioso y muy inteligente...
... Había una vez un maestro muy, muy bravo...
... Había una vez un papá y una mamá...
... Había una vez una niña que adoraba los animalitos...
... Había una vez un abuelo fiestero, alegre y jovial...
... Había una vez un hombre muy trabajador...
... Había una vez unos abuelos...
Y mientras las narraciones van entrando en sus cabecitas ya borrachas por el sueño, en mi rostro se dibuja una pequeña satisfacción por haber logrado la meta propuesta de hacer llegar el mismo de una manera tan fácil.
Mi cariñosa invitación va a todos los abuelos para que vivan esta experiencia tan enriquecedora y así en medio de sus recuerdos personales puedan revivir épocas ya mojadas por el tiempo mientras tejen historias bajo la premisa de "Había una vez?".
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