El primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, anunció este lunes su dimisión tras menos de un año en el cargo ante su imposibilidad de gobernar por el bloqueo opositor en el Senado, lo que abre un nuevo período de inestabilidad política en Japón.
En una rueda de prensa convocada a última hora de esta noche, Fukuda, de 72 años y cuyo mandato estuvo caracterizado por bajísimos niveles de popularidad, dijo que su renuncia es lo mejor para Japón y que su partido, el Liberal Demócrata (PLD), designará ahora a su futuro presidente y próximo jefe de Gobierno de Japón.
"Este era el mejor momento para evitar un vacío político", indicó un cariacontecido Fukuda, que eligió este primero de septiembre, inicio de un nuevo curso político, para su sorprendente anuncio, un mes después de cambiar a casi todo su Gobierno y días después de presentar un millonario paquete de medidas económicas.
Fukuda sigue así la suerte de su antecesor, Shinzo Abe, quien a finales de septiembre de 2007 renunció tras poco menos de un año al frente del Ejecutivo, acosado por las corruptelas de sus ministros, el rechazo del aparato del PLD y su propia inoperancia.
Abe y Fukuda compartieron también la suerte de haber sido designados por su partido y no por las urnas, pues el último primer ministro de Japón elegido en unos comicios generales fue Junichiro Koizumi, en septiembre de 2005 y con una amplia mayoría.
Rechazos de la oposición
Yasuo Fukuda, hijo del ex primer ministro Takeo Fukuda (1976-78), demostró durante su corto mandato que, pese a su veteranía en el complicado mundillo político japonés de facciones enfrentadas y partidos enquistados, fue incapaz de gobernar.
El Partido Democrático (PD) de Ichiro Ozawa, ex dirigente del partido gobernante y hoy principal líder opositor, se ha encargado de ponérselo difícil desde que en julio consiguió el control del Senado, donde ha paralizado toda cuanta iniciativa gubernamental ha llegado, con vistas a forzar unas elecciones anticipadas.
Fukuda admitió este lunes que los problemas parlamentarios le han provocado "muchos dolores de cabeza" y que la oposición ha estado "siempre en contra de todas mis ofertas, especialmente en los proyectos de ley más importantes".
"Son necesarias medidas en un nuevo marco político", indicó Fukuda, quien en sus once meses de mandato vio cómo la oposición rechazaba el apoyo logístico de Japón a la guerra contra el terrorismo de E.U. o la ampliación del impuesto sobre la gasolina que financiaba la construcción de carreteras.
A ello se unió que sus niveles de popularidad bajaban del 30 por ciento por lo que su renuncia era en cierto modo esperada, aunque el momento elegido sorprendió a casi todos.
Tanto los partidos de oposición como destacados líderes empresariales la han calificado de "irresponsable", especialmente debido a que la Dieta (Parlamento) de Japón tenía previsto una sesión extraordinaria a mediados de este mes.
El balance
El PD aprovechó para pedir de nuevo la convocatoria de elecciones anticipadas a la Cámara de Representantes, que a diferencia del Senado domina cómodamente el bloque gubernamental con una mayoría de dos tercios. Los comicios deberían en principio celebrarse en septiembre de 2009.
"Después de la renuncia repentina de Shinzo Abe, esta es una forma muy irresponsable de dimitir", indicó el asesor del PD Kozo Watanabe, quien expresó su preocupación "por lo que va a pasar en este país".
El balance de Fukuda al frente del Gobierno contiene apenas el éxito de su convocatoria de la cumbre de líderes del G8, en julio pasado en Hokkaido, y su aproximación a China, iniciada ya durante el mandato de su antecesor Abe.
Ahora el favorito para la sucesión, de cumplirse la pauta que desea el PLD, es el ex ministro de Exteriores Taro Aso, quien hace un año perdió la lucha política tras la renuncia de Abe pero que es considerado especialmente carismático entre los más jóvenes, entre otras cosas por su afición al manga (comic japonés).