La investigación que se hace en Colombia tiene eco en el extranjero.
Y aunque la inversión y el apoyo no son los que se quisieran, los investigadores realizan sus proyectos apoyados por las universidades, los cuales son expuestos en toda América.
De todas las clases
Trabajos sobre el uso de la biodiversidad colombiana en el cuidado de cultivos, investigaciones sobre la transformación de las empresas, y otros como la búsqueda de combustibles más amigables con el ambiente, son solo algunas de las propuestas que fueron reconocidas en diversas partes del mundo.
Para Laura Franco, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Bolivariana, la investigación es un asunto voluntario, algo a lo que nadie obligan y que entrega satisfacciones académicas y personales.
Tres estudiantes universitarios de diferentes áreas académicas explicaron los trabajos que han tenido la oportunidad de exponer por fuera del país y que han representado a la investigación colombiana.
La empresa se transforma desde su interior
A principios de agosto Laura Franco y su profesor José Luis Vahos expusieron en la Pontificia Universidad Católica del Perú los resultados de su investigación, que consistió en saber el porqué varias empresas antioqueñas habían cambiado su identidad gráfica corporativa.
Allí encontraron que las corporaciones realizaban estas transformaciones porque su anterior imagen no expresaba lo que eran realmente.
“En todos los casos conocimos que el cambio no era una moda, sino la necesidad de reflejar dinamismo, modernidad e innovación desde su cultura organizacional”, explicó Laura, futura comunicadora social y quien realizó el trabajo con sus compañeros del Semillero de Investigación Se Organiza de la Universidad Pontificia Bolivariana.
La investigación que fue presentada en el Congreso Latinoamericano de Investigadores de la Comunicación de Lima, tuvo diferentes facetas, pasando primero por exposiciones en Medellín y en el país para luego, en su madurez, tener la oportunidad de mostrársela al mundo.
“Nos arrojó conclusiones que nos enseñaron a conocer las empresas y su cultura. Además, a mí como ponente me dio una visión más amplia de la comunicación organizacional que es lo que me gusta. Tal vez no creamos un producto pero sí creamos conocimiento, que es igual de importante”, finalizó Laura.
Ángel abona el camino de producción del biobutanol
Desde hace varios años el tema de los biocombustibles entró en una encrucijada por la forma en que deben producirse.
Ángel Uribe, estudiante de Ingeniería Química de la Universidad de Antioquia, decidió encontrar la información que permitiera crear un combustible más amigable con el ambiente. Así inició su trabajo de investigación, el cual se basó en la búsqueda de datos que más adelante contribuyeran en la producción industrial de biobutanol, la sustancia que podría reemplazar a los biocombustibles de ahora.
“Todo salió por una propuesta de investigación que se pasó a la universidad y que no se pudo realizar. Yo la tomé como trabajo de grado y así inició la búsqueda a través de bases de datos, investigaciones y experimentos que me dieron la posibilidad de crear una predicción fenomenológica para que cuando tengamos los avances para producir el biobutanol sea de la forma más óptima y económica”, dijo Ángel.
La diferencia con el biometanol o bioetanol es que el biobutanol puede extraerse del suero de la leche o de otros insumos químicos y no son necesarios cultivos que reemplacen los que se usan para la alimentación humana.
Su investigación fue expuesta este año en el Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Ingeniería Química en Asunción, Paraguay.
Ahora, cuando se gradúe e inicie su posgrado pasará a la segunda parte de su investigación: la experimentación y la puesta en práctica de la teoría que investigó.
Los cucarrones que protegen cultivos
Wendy Valencia (foto), de la Universidad CES, y Laura Muñoz, de la Universidad Nacional, le mostraron al mundo que las mariquitas, como se conoce comúnmente a estos cucarrones, podían ser controladores biológicos de plagas en los cultivos.
Su investigación voló hasta California, en los Estados Unidos, donde en la feria de la ciencia más grande del mundo, la Intel Isef, presentaron cómo la Harmonya axiridis, conocida también como la vaquita multicoloreada de Asia, comía a los insectos que atacaban los cultivos de cítricos como la naranja, entre otros.
“La investigación mostró que efectivamente las mariquitas podrían ser sustitutos de los químicos que se usan para fumigar cultivos, pues eran capaces de alimentarse hasta de 2 mil pulgones. Además, mostramos cómo el país con la biodiversidad más grande del planeta podía usarla para encontrar soluciones a sus problemas”, dijo Wendy.
Las pruebas se hicieron alimentando a las mariquitas con tres insectos diferentes, y aunque gustaron más de unos que de otros, demostraron su hipótesis.
El trabajo siguió su curso y hablando con otros cultivadores de insectos se dieron cuenta, además, que el cucarrón que habían usado para su investigación era una especie invasora del ecosistema colombiano. Que eran un problema pero a la vez eran la solución.
