Los brasileños tuvieron que refugiarse en hacinadas instalaciones acompañados de sus animales y cruzar ríos desbordados en busca de alimentos, mientras denunciaban que la ayuda gubernamental demora en llegar a una amplia región aquejada por las lluvias más intensas y las peores inundaciones que se registran en dos décadas.
Las autoridades dijeron que por lo menos 33 personas murieron por las inundaciones y deslizamientos de tierra y que otras 207 mil fueron desplazadas. Los meteorólogos pronosticaron que las fuertes lluvias podrían durar varias semanas más.
Mientras que las reservas de alimentos y medicinas para casos de emergencia fueron despachadas a los aeropuertos, muchas aldeas afectadas carecen de operarios para organizar y distribuir la ayuda una vez que llegan los cargamentos.
En tres estados amazónicos, por lo menos tres mil indígenas tuvieron que desplazarse a tierras más elevadas o a la selva.
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