Irán y Nigeria firmaron el primer empate a cero de Brasil-2014, resultado que premió el esfuerzo colectivo del conjunto que dirige el luso Carlos Queiroz, que desesperó a un inoperante y desacertado campeón africano.
Las Superáguilas verdes perdieron una magnífica oportunidad para comenzar con una victoria que les acercara a la lucha por la segunda plaza de un grupo que comanda Argentina como absoluta favorita.
El desarrollo del encuentro fue el previsible. Irán, un equipo limitado pero solidario hasta el extremo, se resguardó en su campo, con constantes ayudas, para frenar las alocadas acometidas de Nigeria y cerrar espacios.
Nigeria llevó la iniciativa, tuvo el control del balón, pero nada más. John Obi Mikel trató de dirigir junto a Ramon Azeez sin apenas éxito.
Ni Ahmed Musa ni Victor Moses, los teóricos puñales por las bandas del cuadro de Stephen Keshi, pudieron hacer valer su velocidad y Emmanuel Emenike estuvo muy solo en punta.
Y eso que las Superáguilas verdes tuvieron una doble ocasión nada más comenzar el partido gracias al esfuerzo de Emenike. Pero fue simplemente un espejismo. Sin precisión en el pase ni buenas combinaciones, el trabajo de los iraníes atrás les permitió crecer en confianza.
Irán avisó a Argentina y a Bosnia que será más que complicado hacerle un gol, en tanto que los nigerianos, que acosaron con más intención al final, están obligados a mejorar su prestación.
El resultado favorece mucho a Argentina, único ganador del grupo.
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