Cuando se promovió esta Cumbre se hizo sobre la base de respetar la autonomía de las organizaciones sociales y la de los propios países miembros. Esto es, que las recomendaciones que de aquí salgan no pueden entenderse como respaldo a los gobiernos de turno, sino demandas de mejores condiciones de vida de todos los ciudadanos del continente.
Es claro, y debe quedar así, que los temas de despenalización de las drogas y el Tratado de Libre Comercio de Colombia con Estados Unidos no son temas de la Cumbre. El tema comercial es un asunto bilateral.
Nuestro país tiene la voluntad de que en el marco de los acuerdos a los que se llegue en esta reunión debe existir una política de respeto a los derechos humanos.
Lo más importante de este encuentro debe ser el compromiso de los gobiernos a recibir con voluntad de ejecución las recomendaciones hechas dentro de las instancias sociales y económicas que se desarrollen en Cartagena. Que tengan en cuenta que las políticas públicas deben tener rostro humano y como propósito fundamental disminuir la pobreza y la miseria en la región.
Los resultados de la Cumbre dependen de todos los países aquí reunidos. Mi invitación es a que los gobernantes, incluido Colombia, sean receptivos a las peticiones y mediante el diálogo social las materialicemos.
Pico y Placa Medellín
viernes
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