Algo anormal está sucediendo. ¿Qué es lo que está pasando? El otro día dormía plácidamente en una finquita a 2.800 metros sobre el nivel del mar, uno de los más sanos climas que uno pueda encontrar en el trópico americano cuando de repente me despertó el zumbido de un zancudo que quería hacer de las suyas. La sorpresa fue mayúscula puesto que esta región, en los alrededores de Bogotá, nunca ha sido el hábitat de estos transmisores de la malaria y el dengue.
La respuesta es muy sencilla. Se trata en parte del cambio de temperaturas que está sufriendo todo el planeta, fenómeno mejor conocido como cambio climático global, al cual ahora se suma la destrucción de los ecosistemas. Sobre estos temas y sus terribles consecuencias, por la forma en que nuestra civilización ha sobrepasado la capacidad de carga de la atmósfera y del planeta del cual dependemos, ya he hablado en otras columnas. Lo novedoso es que estos fenómenos están causando el desplazamiento de especies que hoy en día encuentran condiciones propicias de subsistencia en regiones donde antes sus condiciones climáticas y ambientales lo hacían imposible, lo cual tiene consecuencias sobre la salud humana. Su impacto ya se empieza a sentir.
Este ha sido uno de los temas al que más atención se le ha dado en el Congreso Mundial de Conservación que acaba de terminar en la hermosa ciudad mediterránea de Barcelona. Bajo el nombre de "Salud humana y biodiversidad", algunos de los más prestigiosos líderes mundiales en la materia hicieron un análisis sobre las consecuencias del cambio climático en la salud humana, la modificación de hábitats, la pérdida de biodiversidad y el efecto que empiezan a tener las especies introducidas, mejor conocidas como especies invasoras. Algunos ejemplos de la dimensión del problema están a la vista. Producto del cambio climático el zancudo Aedes aegypti, transmisor del dengue, hoy ha logrado dispersarse a una gran parte del territorio americano, anteriormente estaba concentrado en Venezuela, las Guyanas y algunas islas del Caribe. El virus del Nilo Occidental ha sido introducido por especies de mosquitos no nativos, una especie invasora, a Norteamérica y también ya ha alcanzado las regiones tropicales de Centroamérica. Es este tan solo uno de los casos de los cientos que empiezan a darse en el mundo por la introducción de especies no nativas a otras regiones. La temible influenza aviar es producto de una cadena de causas relacionadas con el deterioro del medio ambiente que involucra a aves silvestres y domésticas, así como al hombre que las consume. Los tifones que han devastado tantos países asiáticos recientemente son causantes de las grandes y posteriores epidemias del Cólera. Por lo general el impacto de estos fenómenos climáticos se ha incrementado por la pérdida de los ecosistemas de manglares que servían como barrera a la furia de las aguas.
En todos estos casos lo que sí ha quedado claro es que el cambio climático, asociado a la pérdida de biodiversidad, reduce las posibilidades para responder a estos nuevos desafíos. Pero igualmente ha quedado claro que las consecuencias de todos estos fenómenos están íntimamente relacionadas con el enorme impacto que los seres humanos estamos generando sobre nuestro planeta y que ahora además empieza a tener severas afectaciones sobre la salud humana. Ese, el de la salud humana, es uno de los asuntos que concentra actualmente especial atención por parte de todos los gobiernos y organismos internacionales; sin embargo, es poca la que se le presta a la relación entre enfermedades y medio ambiente, cuestión que dadas las actuales circunstancias de salud de nuestro planeta, no podría ignorarse en la agenda pública. ¿Tendrán nuestros dirigentes esa capacidad de anticipación?
*Ex ministro de Medio Ambiente
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