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La maldita crisis

28 de diciembre de 2008
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Un hombre sencillo vivía en la orilla de un camino y vendía arepas de chócolo. Él no tenía radio, ni televisión, ni leía los periódicos, pero hacía y vendía excelentes arepas. Él sólo se preocupaba por la divulgación de su negocio y ponía cartelones de publicidad por el camino, ofrecía sus productos en voz alta y mucha gente le compraba. Las ventas fueron aumentando cada vez más, y él compraba el mejor quesito y el mejor maíz.

Con el crecimiento, fue necesario comprar un carrito más grande para atender a la creciente clientela y alquilar el terreno de al lado para que los carros compradores parquearan. El negocio prosperaba a pasos agigantados. Su arepa era la mejor de la región.

Debido a su situación económica él pudo pagar una buena educación a su hijo, quien fue creciendo y fue a estudiar economía en la mejor universidad del país.

Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió a casa y notó que el papá continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él...:

- "Papá, ¿usted no escucha la radio? ¿Usted no ve la televisión? ¿Usted no lee los periódicos?, hay una gran crisis en el mundo y la situación de nuestro país es crítica, está todo malo y Colombia va a quebrar...".

Después de escuchar las consideraciones de su hijo estudiado, el padre pensó: bien, si mi hijo es economista, lee periódicos, ve televisión, entonces debe tener la razón... y con miedo de la crisis, el viejo buscó el maíz más barato (más malo) y comenzó a comprar el quesito más barato (peor) y para economizar paró de hacer sus cartelones de publicidad y entregó el lote del parqueadero. Abatido por la noticia de la crisis ya no ofrecía su producto en voz alta.

A pesar de tomar todas esas precauciones, las ventas comenzaron a caer y fueron cayendo y cayendo y llegaron a niveles insoportables y el negocio de arepas de chócolo del viejo, que antes generaba recursos hasta para que el hijo estudiara economía, quebró.

Entonces el padre, muy triste, le dijo al hijo:

- "Hijo, tenías razón, estamos en medio de una gran crisis".

Lo peor de las crisis es dejarse agobiar por ellas. Peor que la crisis, que puede ser cierta, es sentirse en crisis y sentarse a llorar, a quejarse, a no hacer nada. Cuando hay un ventarrón, mucha gente se esconde para evitarlo, otros, muy pocos, venden molinos de viento. Lo peor de las crisis es que en vez de ser una oportunidad, que pueden serlo, sean un obstáculo.

Es espantoso ver tanta gente sentada, sin hacer nada o esperando a que el gobierno actúe, porque estamos en crisis.

Y las oportunidades ahí? cerca, esperando quién las aproveche.

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