J orge y Celia no tenían el dinero para que su hijo, fenómeno con el balón pero chiquitín en estatura, creciera y se hiciera futbolista profesional. Por eso Lionel Messi se hizo grande en el Barcelona: por el tratamiento pero, sobre todo, por sus goles.
En una servilleta, en diciembre de 2000, sus padres firmaron el primer contrato con el FC Barcelona. Tres meses después dejó su barrio de La Tablada (Rosario, Argentina), paró de driblar a sus hermanos, tres y cinco años mayores que él, para armar maletas e irse a España.
Luego de un lustro en las inferiores debutaría ante el Espanyol en el clásico de la ciudad, y anotaría sus primeros goles frente al Albacete, pero ya en 2005. Siete años más tarde, en una noche catalana de 20 de marzo de 2012, Lionel entraría en lo más alto de la historia del club blaugrana.
Messi, el fenómeno que pasó de medir 1.27 metros en 1997, cuando disputaba torneos infantiles con Newell´s Old Boys, se estiró a una estatura "normal" en sus años en la cantera de La Masía. Anoche tuvo uno de sus días más gloriosos. Con 1.70 metros, las tres anotaciones que le convirtió al Granada por la Liga le dieron el sitio en la historia como el máximo artillero. Gracias a esos 234 goles con la camiseta azul y roja, el único club que lo ha disfrutado, es ya el Lionel grande que no pudo cuando niño.
Nadie discute que Messi es el mejor jugador de la actualidad, y con mucha ventaja. Muchos sí alegan de su posición entre los mejores de la historia, todo por la carencia de una foto en donde levante la Copa del Mundo de mayores. Por ahora no necesita que las hormonas le ayuden. Ya demostró que es un grande.
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