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Las complejas historias del mercado de la madera

En Antioquia 42% del mercado de la madera es ilegal. Por la depredación de bosques, cada año se pierde un área equivalente a 270 estadios de fútbol.

  • Las complejas historias del mercado de la madera | Una rastra son dos tablas, 80 cms cúbicos. Eso carga una mula. Un camión mueve de 115 a 120 rastras. Imagen en vereda de San Carlos. FOTO DONALDO ZULUAGA
    Las complejas historias del mercado de la madera | Una rastra son dos tablas, 80 cms cúbicos. Eso carga una mula. Un camión mueve de 115 a 120 rastras. Imagen en vereda de San Carlos. FOTO DONALDO ZULUAGA
12 de mayo de 2012
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Vaya rápido, es casi una exigencia de Camilo (*) a su papá haciendo una pataleta para que alcance a ir por las rastras de madera.

Es la 1 de la tarde. Con suerte estará de regreso en casa en un alejado paraje de San Carlos hacia las 6 o 7 de la noche. Camilo, de 7 años y con limitaciones físicas, sabe que de esa madera depende que le puedan comprar en el mercado dominical el chocolisto, que ya se le acabó.

-Por cada rastra nos quedan unos 3.000 pesos. Todo es legal, tenemos el permiso, dice Carlos (*).

La autorización es por casi 300 metros cúbicos para cortar en dos años, pero en tres meses se lo ha consumido. -¿Qué hacemos los otros nueve?, se pregunta este campesino que hace cuatro años regresó a su terruño tras 12 como desplazado.

La respuesta no es difícil de adivinar. Si alguien, cuenta, "me pide tres o cuatro rastras de comino, que está vedado, se la saco", comenta.

"Si tenemos hambre, uno hasta se arriesga con un viaje sin permiso", agrega Miguel (*), un vecino de Carlos, mientras se refresca con una cerveza bien helada.

Carlos se levanta y, como haciéndole caso a Camilo, alista las cinco mulas.

En esta vereda del suroriente de San Carlos, como en las que lo rodean, casi todas las familias viven del bosque.

Son caseríos de clima caliente, de pocas casas a medio terminar, ocupadas ahora por quienes retornaron.

Al fondo se observan bosques densos adheridos a colinas que semejan una sábana arrugada, en los que se realiza la tala selectiva.

El tema del estómago es muy difícil de tratar, reconoce Carlos Mario Zuluaga , director de Cornare. "El campesino nos dice ¿me van a quitar la madera y tras de eso me multan?"

Nadie sabe a cuánto asciende el mercado ilegal de la madera. Eso sí, como dice el profesor Álvaro Duque , científico de la Universidad Nacional de Medellín, experto en bosques, el 80 por ciento o más de la deforestación proviene de la ganadería.

En Antioquia, según Luis Alfonso Escobar , director de Corantioquia, cada año se pierde un área equivalente a 270 estadios de fútbol. La tasa, dice Duque, es de 1,46 por ciento, el doble de toda América latina, incluido Brasil.

Para el también investigador de la Nacional, Sergio Orrego , no existe una deforestación sistemática por razones comerciales.

En su libro Informalidad e Ilegalidad en la Explotación del Oro y la Madera en Antioquia, los investigadores Jorge Giraldoy Juan Carlos Muñoz revelan que en Colombia se conceden al año permisos de aprovechamiento para extraer unos 1.581.000 metros cúbicos de madera. En Antioquia, de 2006 a 2010 se expidieron 6.202 para 1.405.000 metros cúbicos, casi 280.000 año.

"En San Carlos se piden cuatro o cinco al mes", informa José Alejandro Amador , ingeniero forestal en la Unidad Ambiental. Podrían ser unos 900 metros cúbicos, calcula por encima.

De hecho esta población del oriente a casi tres horas de Medellín es la segunda en número de permisos otorgados, tras Remedios, en el Nordeste.

Partes iguales
El Ideam en 2005, citado por Giraldo y Muñoz, estima que la ilegalidad de la madera es de un 42 por ciento. "En los aserríos nos cuentan que por cada camión legal, sale uno ilegal", dice un funcionario de Corpourabá que habló sin revelar nombre.

"El año pasado", continúa, "hicimos cálculos con la Policía: en Urabá se movieron 2.600 camiones con salvoconducto. Si la ilegalidad es del 40 por ciento, súmeles mil".

El destino de la mayor parte de la madera de esta región es Medellín. Lo mismo de los municipios donde hay tala. "Son seis o siete grandes madereros, que estamos atacando", según Zuluaga.

"No son demasiados los permisos con respecto a la cantidad de madera que se moviliza", reconoce Escobar. Es evidente que se mueve más de lo autorizado.

Giraldo y Juan Pablo Mesa , estudiante de Ciencias Políticas en Eafit, afirman que la madera ilegal proviene de las mismas regiones donde se extrae la legal.

Enviarlas juntas es una de las modalidades para poder moverla. Amador reconoce que la ilegal como la legal se mueven en las tardes o en las noches los días autorizados. No hay distinción.

"La (madera) legal asegura en gran medida el éxito de la comercialización de la ilegal", explican Giraldo y Mesa.

En la zona de Corantioquia de 2007 a 2011 se decomisaron 2.352 metros cúbicos. Y mientras entre 2005 y 2010 en toda Antioquia fueron 834 los decomisos, en Urabá en 2011 se retuvieron 91 camiones.

Turbo es el municipio donde más se decomisa. Se explica porque al puerto ingresa aquella que viene del Chocó, que viaja en barco o embalsada. De los cinco municipios donde más se decomisa madera, solo uno no es de Urabá: San Rafael, en el oriente, una de las puertas de entrada y salida de San Carlos.

Las infracciones más comunes son transportar madera mezclada (legal-ilegal); mover un volumen diferente al autorizado; salvoconductos adulterados o vencidos.

Con el permiso de aprovechamiento forestal se autoriza cortar la madera; los salvoconductos son para movilizarla. En el Bajo Cauca, por ejemplo, estos se negocian hasta por 1 millón de pesos, dice el citado libro.

En Urabá se volvió común que se usen los permisos del ICA para plantaciones comerciales, que no requieren verificación in situ, para sacar madera no permitida.

"Encontramos fincas con tres remisiones por día, cuatro veces a la semana: eso es de una plantación enorme, que no tenemos en la región".

Aunque el gran beneficio lo reciben unos pocos, de este mercado, legal o no, "come mucha gente", cuenta Carlos. Del aserrador al dueño de las mulas y el arriero, pasando por el cargador. Nueve personas en el proceso.

"Para que a uno le digan que no tumbe un palo, se requiere mucho apoyo", enfatiza Carlos. Y parte por más rastras.

(*) Nombres cambiados.

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