Hoy comienza en Colombia y en muchos otros lugares del mundo, la novena al Niño Dios, rito cristiano que nos pone de presente las vicisitudes que debieron afrontar los padres de Jesús antes de que Él naciera, que nos sirve además para prepararnos de la mejor manera como personas frente a la incógnita de un Dios que desciende a tomar la condición humana para estar al alcance de todos los hombres.
La Navidad, que se inició como una fiesta pagana y que posteriormente se transformó en cristiana, es la oportunidad más generalizada que tiene el mundo para recordar su esencia trascendente, en días de alegría y de optimismo en los que se afianzó la costumbre de dar y recibir presentes entre amigos y familiares y de hacerse infinidad de peticiones que permitan mejorar las condiciones de vida y del entorno.
Como cualquier cristiano imbuido en un mundo lleno de incoherencias e injusticias, quisiera aprovechar la época y el espacio para hacer públicos mis pedidos al Niño Dios y estoy convencido de que éstos coincidirán con los de muchísimas personas que habitamos el globo terráqueo y especialmente con los de la población colombiana.
Peticiones que hago con respeto y devoción, que espero que no se me queden enmochiladas en cualquier lugar o en algún trámite administrativo que me llene de angustia y desazón como a tantos miles de pobres que se quedan esperando por estos días el más mínimo detalle que endulce su alma y corazón por parte de una sociedad indiferente y ajena al dolor de los demás.
Sin más rodeos quisiera pedirle al Divino Niño paz para el mundo, pan para todos los vivientes, sensibilidad en los corazones para que cese la violación de los derechos humanos y la cruel inequidad en la posibilidad de acceso a los recursos de toda índole, reflexión de los habitantes del planeta y compromiso de todas las naciones en la defensa del medio ambiente para subsanar las temibles amenazas del cambio climático.
También le ruego al Niño Dios, que ilumine al Presidente de la República para que resuelva su encrucijada del alma buscando el bien y la institucionalidad del país por encima de otros intereses; para que evite una eventual guerra con los países vecinos; para que busque por todos los medios terminar el suplicio de quienes se encuentran injustamente privados de la libertad; para lograr que los organismos del Estado cumplan sus funciones con total diligencia y transparencia; para que implante una verdadera justicia social en el que todos tengamos los mismos derechos y deberes; para posibilitar el regreso de los desplazados a sus parcelas en iguales o mejores condiciones.
También queremos que el Salvador nos libre de los parlamentarios corruptos e ineficientes que pretenden nuevamente llegar al Congreso y del resurgimiento de una nueva generación de paramilitares; que inspire a los actuales candidatos a la Presidencia para que despierten de la somnolencia en que se encuentran y por fin se atrevan a presentar propuestas novedosas y programas sociales que permitan enfrentar y superar la pobreza y el desempleo, causas principales de los males que mantienen postrada a la gran mayoría del pueblo colombiano.
No sobra insinuarle al Niño Dios, que guíe a la administración municipal para que por fin descubra las medidas necesarias para recobrar la seguridad de Medellín y para que de una vez por todas logre detener el baño de sangre que hoy enluta a centenares de familias; sobre la movilidad, que se apiade de nosotros llenándonos de paciencia para soportar los constantes trancones y la contaminación producida por la sobreoferta de automotores y por la ineficiencia de los planificadores; que los funcionarios de la Alcaldía se den cuenta de que hay otros barrios que también tienen derecho a contar con un parque biblioteca y con una importante zona verde que les permita oxigenar alma y cuerpo ante la invasión de cemento y de vehículos a los que han sido sometidos. A nivel regional le rogaremos al Niño Dios que nos ayude a estar con vida para poder presenciar algún día la inauguración de los megaproyectos anunciados con bombo y platillos por el actual gobernador de Antioquia.
En la noche de Navidad le pediremos que la justicia social sea su compromiso y el de todos nosotros y que el año 2010 esté colmado de muchas bendiciones. Feliz Navidad y que todos los corazones se llenen de alegría, de afecto y de mucha generosidad para compartir con los que nada tienen.
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