Para intentar controlar la epidemia de ébola que se extiende por África Occidental, Liberia puso en cuarentena remotas aldeas en el epicentro del virus, una medida que recuerda a los "pueblos de la plaga" de la Europa medieval.
Con escaso acceso a alimentos y medicinas, muchos habitantes enfrentan una cruda opción: quedarse donde están y arriesgarse a morir o abandonar la cuarentena, extendiendo la infección en un país mal equipado para contenerla.
En Boya, en el distrito liberiano de Lofa, Joseph Gbembo, que se contagió de ébola pero sobrevivió, dice que está intentando criar a 10 niños menores de cinco años y mantener a cinco viudas luego de que nueve miembros de su familia murieran por culpa del virus.
Por temor a contagiarse, los vecinos del hombre de 30 años se niegan a hablarle y le culpan por haber traído la enfermedad al pueblo.
"Estoy solo", dijo. "Nadie me habla y la gente corre cuando me ve". Gbembo dijo que no había recibido alimentos ni cuidados médicos para los niños, ni tampoco ayuda de autoridades.
Trabajadores de ayuda dicen que si el apoyo no llega pronto, los habitantes de pueblos como Boya, donde la maleza ya comenzó a crecer entre las viviendas, simplemente desaparecerán por los senderos de la selva.
"Si no llegan medicamentos, alimentos y agua suficientes la comunidad buscará comida por sus medios, y eso podría llevar a una mayor propagación del virus", dijo Tarnue Karbbar, un trabajador de la organización benéfica Plan International basado en Lofa.
En la semana terminada el 13 de agosto, el condado de Lofa registró más nuevos casos que cualquier otra parte del continente: 124 infectados y 60 muertes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades liberianas advirtieron que, debido al escaso acceso a regiones remotas de la selva, los números deben de ser mucho más altos.
El ébola ha causado la muerte de al menos 1.145 personas en cuatro países africanos.
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