Con la renuncia del médico Jaime Restrepo Cuartas a la dirección de Colciencias, se pone en evidencia que los maquinistas de las célebres locomotoras del desarrollo no encuentran apoyos para operarlas con eficacia.
Ya de los cinco operarios mayores de las publicitadas locomotoras, cuatro se han bajado cuando apenas estas comenzaban a pitar.
Germán Cardona fue sustituido en la cartera de Transporte. Hubo antes relevo en Minas con la salida de Carlos Rodado, un costeño que algunos lo tenían como aspirante a la candidatura presidencial. También abandonó la locomotora de la inversión en vivienda Beatriz Uribe. En Agricultura, si bien sigue en manos de Juan Camilo Restrepo, se le canceló el contrato a su primer ayudante Juan Manuel Ospina. Ahora es Jaime Restrepo, conductor de la quinta locomotora santista, el que decide abandonar el vehículo, quizá por falta de combustible para rodarla con eficacia.
Han sido locomotoras sin continuidad en la vigencia de sus maquinistas. Bien publicitadas al comienzo del gobierno. Pero algunas varadas o que se asemejan más bien a las viejas locomotoras de carbón, aquellas que parecían asmáticas subiendo las cuestas de la abrupta geografía colombiana.
¿A qué se debe la poca operancia y efectividad de las locomotoras de la prosperidad? ¿A falta de experiencia en sus maquinistas? ¿A carencias de apoyo presidencial? ¿A excesos de expectativas que, al no poderlas cumplir, obligaron a sus conductores a lanzarse apresuradamente por las ventanillas, antes de chocar con todo y vagones? ¿A que las disponibilidades presupuestales no dieron para tanto, así el gasto público se haya disminuido en detrimento de la inversión en un país lleno de carencias y frustraciones?
Vamos en la mitad del gobierno Santos y las locomotoras no marchan con la celeridad que exige un país que busca la modernidad. Una modernidad basada en buena parte en la seguridad y confort de sus vías, puertos y aeropuertos. En su innovación, investigación y ciencia. Nuestras vías son de las más atrasadas en América Latina. En el ranquin de ciencias y tecnología, ocupamos puestos tan modestos como desestimulantes.
La renuncia de Jaime Restrepo Cuartas pone de manifiesto que las incongruencias entre lo que se propone y se hace, son evidentes. Tocó muchas puertas y en vez de abrírsele se le trancaron. Los recursos que se ofrecen para cubrir los requerimientos de las investigaciones no alcanzan. La mermelada, que tanto le gusta al Ministro de Hacienda como metáfora gastronómica, cubre apenas la mitad de la tostada.
A las locomotoras les falta combustible. La visión futurista con que se diseñaron se va perdiendo para caer en la miopía. El gasto público sigue sin racionalizarse. Se despilfarran recursos en otros frentes menos prioritarios que los necesarios para multiplicar beneficios económicos y sociales en una comunidad insatisfecha.
Ya van cuatro maquinistas prematuramente bajados de las locomotoras del progreso. Al paso que van, quedarán simplemente movidas por carbón, con el agravante de que no hay grupo parlamentario con el suficiente valor y vigor conceptual para adelantar un debate, a partir de este 20 de julio, para enjuiciar al Gobierno por estas frustraciones.
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