Pecaron de ingenuos los seis ciudadanos cubanos que llegaron a Colombia creyendo que aquí podrían obtener refugio, y ahí siguen varados en zona de tránsito internacional del aeropuerto El Dorado. No previeron que nuestro Gobierno tiene actualmente muchas deudas políticas con el régimen dictatorial de la isla, entre otras cosas porque allí está la sede de la mesa de diálogos con la guerrilla.
El gobierno colombiano no se va a arriesgar a un enojo o malestar del régimen represor de los hermanos Castro. Por eso, importándole poco que sea evidente que a estas personas les va a ir muy mal si regresan a su país, prefiere lavarse las manos citando unas normas que, según dice la Cancillería, impiden que se estudie -sólo eso- su situación. Y mucho menos que se les brinde asilo. Si regresan a Cuba, sufrirán la cólera de autoridades poco humanitarias.
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