Los millonarios tienen fama de ser excéntricos que no saben qué hacer con sus fortunas. Sin embargo, para el que fue el hombre más rico del mundo, no es difícil decidir cómo invertir el dinero que no podría gastar solo en toda una vida.
Bill Gates, fundador y expresidente de Microsoft, se ha dedicado durante los últimos años a ser un filántropo que financia nuevos desarrollos tecnológicos. El año pasado realizó una feria en Seattle en la que buscaba el inodoro del futuro y no en términos de lujos o gadgets sofisticados, buscaba uno que pudiera salvar vidas y a los científicos que lo desarrollaran les daría un apoyo económico de 100 mil dólares.
El Instituto de Tecnología de California ganó creando un prototipo que funciona con energía solar y genera hidrógeno y electricidad.
Pero este no es el único reto que Gates ha planteado a la comunidad científica. La semana pasada causó revuelo el anuncio de que premiaría a quienes desarrollaran la próxima generación del condón. Uno igual de efectivo pero más cómodo y placentero.
El anuncio parece pintoresco pero hace parte de los desafíos con los que el magnate espera mejorar la vida de la gente cada año.
Entre los retos planteados están el de crear vacunas que no necesiten refrigerarse, desarrollar tratamientos para enfermedades tropicales y crear métodos para controlar la población de insectos que transmiten enfermedades.
Las convocatorias se presentan por medio de la Fundación Bill & Melinda Gates y la organización Grand Challenges in Global Health a través de las cuales distribuye millones de dólares a universidades e investigadores de todo el mundo.
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