La crianza en los nuevos tiempos despierta con frecuencia preocupaciones en uno de sus principales protagonistas: los padres. El temor a equivocarse en el proceso y el hecho de que no existan reglas fijas, asociados a la condición "igualada" de los niños y niñas actuales como sujetos de crianza, confluyen para que la perplejidad aparezca con frecuencia en los padres de hoy.
Los expertos señalan que en los tiempos que corren, el papel del adulto afronta una fuerte crisis que se manifiesta también por un desequilibrio en las pautas de crianza, con respecto a las cuales estos adultos en crisis han optado por tres tendencias predominantes, en concepto de la autora Silvia Di Segni:
- Transmitir las mismas pautas que las generaciones anteriores, en una relación con los hijos de tipo vertical y con franca tendencia al comportamiento autoritario.
- No transmitir pautas, evadiendo el rol adulto, dentro de lo que se denomina "la cultura adolescente" por parte de estos, de claro corte light, en la que el adulto desea parecerse a sus hijos, sin normas, con una clara tendencia al disfrute y poca intención de educar, orientar y fijar límites.
- La tendencia a angustiarse y paralizarse en un contexto inseguro, optando por propuestas contradictorias que suelen confundir a los hijos.
En el contexto descrito surge la oscilación pendular en el proceso de crianza entre una tentación por parte de los padres hacia un comportamiento permisivo frente a los hijos y otra tendencia autoritaria en la relación con ellos, ambas con consecuencias negativas en la evolución del proceso, pues se ha demostrado mediante estudios de seguimiento a largo plazo, que producen como resultado jóvenes con un autocontrol muy deficiente y una incorporación difícil al tejido social.
Frente a lo anterior surge entonces la necesidad de una propuesta asertiva, con matices democráticos y dialógicos pero enmarcada en el ejercicio irrenunciable de una autoridad serena, fortalecida ante los hijos por el ascendiente que los padres se ganan en el contexto de un acompañamiento amoroso y comprometido en la cotidianidad, donde el afecto y el ejemplo ocupen un lugar determinante.
Una crianza orientada por el amor, la tradición cultural, el sentido común y algunos conocimientos científicos, en el contexto de una presencia presente, tendrá que brindar todos los elementos necesarios para que la perplejidad no haga parte de este apasionante proceso de la crianza de los hijos, definido magistralmente por Sabin, cuando afirmó: Sólo hay dos legados duraderos que podemos abrigar la esperanza de dejar a nuestros hijos: uno las raíces, y el otro las alas.
* Pediatra y Puericultor, Coordinador - Grupo de Puericultura U. de A.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6