La política de comercio exterior en la presente década tiene como principal propósito la puesta en marcha de por lo menos 11 tratados al cierre de 2014, destacándose la entrada en vigencia del TLC con Estados Unidos, por ser el acuerdo que posiblemente tendrá el mayor impacto para la economía.
Los retos que tenemos en competitividad son muchos, especialmente en lo que se refiere a infraestructura, logística, calidad de las instituciones e inversiones en educación, cuyo liderazgo deberá estar a cargo del Estado. De la misma manera, para los empresarios, los desafíos estarán vinculados con las nuevas perspectivas que se abren al comercio exterior colombiano a partir de las tendencias que registran los mercados mundiales de bienes y servicios y la inversión extranjera directa.
En este contexto, para los sectores productivos tradicionales la inserción internacional exige, no solo mantener y profundizar los mercados con los cuales contamos, sino también salir a la conquista de nuevas oportunidades comerciales con una oferta diferente a la actual (determinada por una alta dependencia de productos primarios-extractivos), caracterizada por nuevos productos con alto valor agregado en materia de empleo formal, productividad y eficiencia.
En la agricultura, si bien este sector presenta altas sensibilidades por la fuerte política proteccionista en Estados Unidos, las posibilidades que se abren son múltiples y representan importantes retos para la competitividad.
Solo para citar dos hechos: la creciente demanda mundial de alimentos explicada por factores como: el crecimiento de la población, la globalización del sector agrícola, el cambio climático, el incremento en la demanda de carne en China e India y la producción masiva de biocombustible; y nuestra envidiable posición geográfica que nos garantiza importantes ventajas competitivas; deberían impulsar el aumento de las tierras con vocación agrícola (hoy el país solo aprovecha el 39 por ciento de la superficie total equivalente a 10 millones de hectáreas) y mejorar la productividad por unidad de área cultivada, que dicho sea de paso, a pesar de que tenemos abundantes factores productivos en el campo, presenta un lento crecimiento de los rendimientos por área cultivada. En este sentido, urge avanzar en temas como calidad, trazabilidad, presentación de los productos y frecuencia de despachos como aspectos fundamentales para mejorar la competitividad del sector.
Retos en servicios
En el sector servicios, la tendencia mundial muestra un dinamismo bastante significativo hasta el punto en que hoy en día representa cerca del 50 por ciento del PIB en muchos países, con una adecuada complementariedad con los demás sectores productivos y con aportes a los niveles de productividad de la economía en su conjunto. Al respecto, la eliminación de barreras de acceso al favorecer muchos tipos de servicios en actividades como: salud, financiero, tecnológico, transporte, productos digitales, arquitectura y los servicios de outsourcing (BPO); lleva a retos importantes en este sector, que van desde la generación de valor para todos los tipos de servicio, el dominio del bilingüismo o el multilingüismo, la capacidad para prestar los servicios, las mejoras en los sistemas de comunicación y la necesidad de agilizar los procedimientos para la obtención de visas.
Retos en la industria
Por último, a nivel de la industria, los mayores retos están por el lado de sacarle provecho a la reducción de costos de producción, fruto de la ventaja de la eliminación de aranceles para cerca del 80 por ciento de las materias primas y equipos que se importan de Estados Unidos. Así mismo, la promoción de las políticas de innovación en las empresas mediante un mayor flujo de inversiones en Investigación y desarrollo, será clave para fortalecer la inteligencia de mercados con miras a dinamizar la nueva estructura del comercio de productos manufacturados del país.
* Decano de Ciencias Económicas, Universidad de Antioquia
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