Contabilizar el número de muertos que día a día le pone Colombia a la lucha mundial antinarcóticos es una cifra que nadie se atreve a calcular.
Pero no solo en vidas humanas se cuenta el daño que al país le ha hecho el ser uno de los principales productores mundiales de cocaína.
Los costos ambientales y sociales, éstos últimos también complejos de dimensionar, hacen parte de lo que ha pagado Colombia en la guerra antinarcóticos.
Según la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito, (UNODC) más de 2,2 millones de hectáreas de bosques han sido taladas para producir coca en Colombia en los últimos 25 años, extensión equivalente al territorio de Eslovenia, media Dinamarca y casi tres veces el País Vasco, en España.
Sobre los daños ambientales se debe anota también que debido a la presión de las autoridades, los cultivos de cocaína se trasladan cada vez más a selva virgen, reservas forestales y parques naturales. Allí, con el objetivo de maximizar sus cosechas, los cultivadores de coca usan diez veces más agroquímicos que los que utilizan los agricultores de productos lícitos.
Los estudios de la UNODC van más allá, y calculan que por cada gramo de cocaína consumido, unos cuatro metros cuadrados de bosque tropical son talados.
Descomposición
El costo social de esta lucha es incalculable pero evidente. "El costo que hemos asumido siempre en la lucha contra el narcotráfico ha sido la descomposición social, que en todos los órdenes lleva el narcotráfico, no solo por el consumo de los jóvenes, sino porque toda la sociedad vea en el negocio ilícito una posibilidad de acceder a rentas y dinero ilegal, se han corrompido todos los niveles de la sociedad, se ha impuesto por años una cultura mafiosa", señala Luis Guillermo Patiño, académico de la UPB.
En términos de recursos económicos, el viceministro de Política Criminal y Justicia Restaurativa, Jorge Fernando Perdomo, calcula que entre 1995 y 2009 Colombia invirtió en lucha antinarcóticos cerca de 8.140 millones de dólares.
"Esta cifra la calculamos con base en lo que nos determina la División Nacional de Estupefacientes y la Dirección Nacional de Planeación. A nuestro pesar, hay que imaginarse todo lo que habría podido hacerse en el país con esa cantidad de dinero".
Sin embargo, el Viceministro es optimista. "Esta lucha con todo y las dificultades que tiene, ha valido la pena, porque hemos contribuido al mundo en la sensiblización sobre el problema de las drogas: Colombia ha puesto dinero, muchas víctimas, ha padecido daños ambientales y sociales, pero el país se ha convertido en un eje de sensibilización sobre el problema del narcotráfico, hoy somos mirados con mucho respeto por a comunidad internacional, no solo por eso sino porque hemos logrado muchísimas cosas".
Y uno de esos grandes avances es la reducción del cultivo de amapola en el país. Hace diez años las tierras sembradas en amapola, para la producción de heroína, se calculaban en 6.200 hectáreas, hoy hay cerca de 341 hectáreas cultivadas, lo que significa una reducción de casi el 95 por ciento.
Otro avance significativo es el desmantelamiento de casi 23 mil infraestructuras que se destinaban a la extracción y refinamiento de narcóticos.
Hoy en muchas partes del mundo se nos sigue mirando como el principal productor de cocaína, pero lo cierto es que ya no lideramos esa lista. Ahora el penoso título lo ostenta Perú, pues en Colombia, de 2009 a 2010 se redujo el número de hectáreas cultivadas de hoja de coca de 73.000 a 62.000, lo que representa 11.000 hectáreas menos, el nivel más bajo de cultivo en lo que va corrido del siglo, según la UNODC, y según el Ministerio de Justicia la reducción en los últimos diez años alcanza el 60 por ciento.
Los grandes aciertos
El viceministro Jorge Fernando Perdomo, considera que hoy Colombia es el líder en la lucha antidrogas.
"Hemos avanzado mucho, tenemos grandes fortalezas a nivel mundial, en todo lo que tiene que ver con investigación científica en materia de drogas, en eso somos pioneros, así como en materia de articulación de la información para la lucha contra las drogas. Nuestros expertos son pedidos por países latinoamericanos, y ahora hasta africanos para capacitar y compartir experiencias".
Y es precisamente esa experiencia y la autoridad moral que le da ser uno de los países que más ha padecido el flagelo de la droga, lo que hace que hoy el país le esté diciendo al mundo que se necesita una revisión de la lucha antinarcóticos.
Así lo manifestó al inicio de la semana a dos diarios londinenses el presidente Juan Manuel Santos y lo reiteró, también el Londres, el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, en una intervención ante la Cámara de los Lores, en el marco de un evento sobre la Reforma a la Política de Drogas.
Colombia necesita que la comunidad internacional se siente a la mesa y replantee la lucha antidrogas.
"No hemos fallado cuando nos decimos como Gobierno que hay que replantear la lucha contra las drogas, lo que pasa es que sobre más discutamos sobre el problema, mayor conciencia tendremos sobre él y podremos buscar nuevas alternativas. El hecho de que seamos de los países que decimos de replantear esa lucha es intentando continuar en esa búsqueda de soluciones, y lo hacemos con autoridad sobre el tema", indicó el viceministro Perdomo.
Con esta solicitud que hace el Gobierno colombiano están de acuerdo algunos analistas.
"Era hora de que Colombia ejerciera un liderazgo en la crítica a la guerra contra las drogas. Es muy triste que el liderazgo de la crítica a la guerra contra las drogas lo estaba asumiendo el presidente Felipe Calderón, de México, que fue al Congreso de Estados Unidos y criticó la guerra contra las drogas, y Colombia, que lleva 30 años sufriendo de violencia, corrupción y un montón de fenómenos relacionados con la prohibición de las drogas, Colombia nunca hubiera dicho una palabra y se hubiera limitado a suscribir la línea de E.U. al respecto", señala el analista Andrés Mejía Vergnaud.
Jairo Delgado, director del Instituto de Ciencia Política, cree que el llamado de Colombia es certero y busca que los países consumidores agudicen sus políticas en términos de salud pública para que sus ciudadanos generen un rechazo más vehemente frente al consumo de drogas.
"No todos los países consumidores son consecuentes en sus políticas para atacar el flagelo de la droga, no todos tienen el mismo criterio estratégico. La lucha antidrogas en Colombia sí ha funcionado, ha habido resultados, pero ahora hay un reacomodamiento del mundo criminal, se evidencian alianzas y acuerdos entre grupos criminales en un modelo de entendimiento, que yo llamo la insurgencia cocalera: Farc, carteles y reductos del paramilitarismo llamados bandas emergentes que juegan al todos ganamos".
Para Delgado, ahora hay que atacar el tema financiero, "que la comunidad internacional hable de frente con los paraísos fiscales, donde se blanquea el dinero que permite continuar con el negocio ilícito en los países productores".
Mucho ha sacrificado ya el país. Para no seguir sumando muertos, costos sociales, políticos y ambientales, Colombia necesita que el mundo discuta sobre otras alternativas frente a la lucha contra las drogas ilegales.
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